Esta es la carga fiscal real en España

Poco ha durado la alegría en el sector del aceite de oliva. Después de muchas promesas y anuncios, el Gobierno aprobó la rebaja del tipo del IVA del aceite de oliva hasta el cero. Sin embargo, pocas horas después se anunciaba que las reducciones del IVA para los alimentos tenían fecha de caducidad. Vamos, que podrían durar solo tres meses más. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. La otra parte, la de los consumidores, tampoco debe estar muy contenta. Por cierto, que, llegados a este punto, propongo un ejercicio o examen sobre la carga fiscal real que soportamos, que tiene un cierto punto de masoquismo.

Se trata de lo siguiente: por un lado, se cogen los ingresos brutos de cada uno al año; después, se descuenta lo que ya se ha quedado Hacienda por el IRPF. A continuación, se añade lo que cada uno paga a la Seguridad Social, porque el trabajador o el autónomo también cotiza. Acto seguido se suman otros impuestos, como las contribuciones de las casas, el de vehículos y algún otro que me deje por el camino. Pero es que no acaba ahí la cosa, porque luego toca contabilizar el IVA: si se adquiera una casa, hay que pagar; si se va a comprar alimentos, toca pagar; si se acude a un restaurante, tres cuartos de lo mismo y así sucesivamente. Como tampoco se trata de ser exactos, sino de hacerse una idea aproximada de la contribución al «fisco» entendido con carácter general, se pueden coger todos los gastos anuales de una persona o de la unidad familiar, hallar una media de los tipos de IVA y calcular cuantos euros se han abonado a lo largo de un ejercicio fiscal.

Así tendremos, por un lado, los ingresos y, por otro lado, una media aproximada de las contribuciones e impuestos. Sumados los importes de las dos columnas, procede hallar el porcentaje que supone la carga fiscal total en relación con los ingresos. A buen seguro que la inmensa mayoría no llevaremos las manos a la cabeza, porque puede que esa cifra, en el caso de una persona o familia media-media, llegue al 40%, por ejemplo. O, dicho de otra manera, que cinco meses del año (habrá algunos que menos y otros que más) se trabaja para Hacienda entendida en sentido amplio.