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El euro está cambiando: el nuevo billete ha provocado conflicto entre dos países

La inclusión de Marie Curie en el futuro billete de 20 euros ha desatado una inesperada disputa entre Francia y Polonia por el reconocimiento de su identidad

Persona contando un fajo de billetes de euros
Persona contando un fajo de billetes de eurosLaRazón

El rediseño de los billetes en euros ha puesto en pie de guerra, no a los mercados, sino a dos países de la Unión Europea: Francia y Polonia. ¿El motivo? La figura elegida para ilustrar el nuevo billete de 20 euros: la científica Marie Curie, una de las mentes más brillantes del siglo XX y todo un símbolo europeo… pero también fuente de tensión diplomática.

Desde el Banco Central Europeo (BCE) se trabaja en la actualización de la serie de billetes, que se prevé esté lista para 2026 o 2027. El proceso incluye una consulta pública que determinará entre dos temas finalistas: “Ríos y aves” y “Civilización europea”. En este último caso, figuras históricas y culturales representarían los valores del continente. Y ahí entra en juego el nombre de Marie Curie, propuesta como imagen para el billete de 20 euros.

Una científica, dos países y un apellido en disputa

Marie Curie, o mejor dicho Maria Skłodowska-Curie, nació en Varsovia en 1867, cuando Polonia aún era parte del Imperio ruso. Viajó a París para estudiar y desarrollar su carrera científica, donde conoció a su marido, Pierre Curie. Juntos recibieron el Premio Nobel de Física en 1903, y ella posteriormente, en solitario, el de Química en 1911. Fue la primera persona (y sigue siendo la única) que ha recibido dos Nobel en distintas disciplinas científicas. Además, sus restos descansan con honores en el Panteón de París.

Pero para Polonia, el orgullo no es menor. Su apellido de soltera, Skłodowska, su idioma natal y su origen eslavo son elementos centrales de su identidad. Y justo ahí está el conflicto: en los borradores que maneja el BCE para el nuevo billete aparece el nombre “Marie Curie (de soltera Skłodowska)”, lo que ha sido percibido por muchos polacos como una forma de minimizar su herencia nacional.

Marie curie
Marie curieEspacioMisterioLa Razon

Para buena parte de la opinión pública polaca, relegar el “Skłodowska” a un paréntesis es más que un detalle. Es, aseguran, una forma sutil de apropiación cultural y de invisibilización del origen polaco de la científica. En redes sociales y medios de comunicación del país se ha generado un intenso debate, con llamados a respetar su nombre completo como símbolo de orgullo nacional.

“Marie Curie”, afirman algunos comentaristas, es una construcción francesa que relega a la sombra la parte esencial de su historia. Argumentan que si a personajes como Miguel de Cervantes o Ludwig van Beethoven se les respeta su nombre completo sin importar el idioma o país, lo mismo debería aplicarse con Skłodowska-Curie.

El BCE responde con cautela

Por su parte, el Banco Central Europeo ha tratado de calmar los ánimos. En un comunicado, señaló que está teniendo en cuenta la “complejidad histórica y lingüística” de figuras como Curie, y que su intención no es borrar ninguna parte de su identidad, sino reflejar precisamente su “doble herencia”, tanto polaca como francesa.

No es la primera vez que un billete europeo despierta debate. En la serie actual, todos los diseños se basan en estilos arquitectónicos ficticios para evitar favoritismos nacionales. Sin embargo, con la renovación prevista, se busca dar un paso hacia símbolos más identificables por los ciudadanos europeos, aunque eso, al parecer, conlleva el riesgo de despertar viejas sensibilidades.

Este enfrentamiento ilustra a la perfección el delicado desafío que supone crear símbolos para una unión de 27 naciones. Los billetes no son solo un medio de pago; son un reflejo de la identidad colectiva, un lienzo que cuenta una historia sobre los valores y el patrimonio compartidos. El proceso de rediseño, que comenzó en 2021, incluye consultas a grupos de expertos de cada país y al público general para garantizar que los europeos de todas las edades y orígenes puedan identificarse con el resultado final.

La decisión final sobre el diseño y, en concreto, sobre cómo se honrará la figura de Skłodowska-Curie, no se espera hasta 2026. El caso se ha convertido en un símbolo de las tensiones que pueden surgir al intentar forjar una narrativa cultural común. La solución que adopte el BCE será observada con lupa, no solo en París y Varsovia, sino en toda Europa, como un indicador de su capacidad para equilibrar las identidades nacionales dentro de un proyecto supranacional.