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«Existen más reticencias culturales que tecnológicas a la digitalización»

Eduardo Rodríguez Tesorero de El Observatorio de la Industria 4.0
Eduardo Rodríguez Tesorero de El Observatorio de la Industria 4.0larazon

Además de tesorero del Observatorio de la Industria 4.0, Eduardo Rodríguez es director de Cadena de Suministros, Compras y Calidad Corporativa de 3M Iberia. Mantiene que, de acuerdo con los estudios que se barajan, sobre todo uno realizado recientemente por Everis, el retraso de la digitalización en España no es consecuencia de un déficit tecnológico, sino más bien de «una falta de capacitación y cultura».

– ¿Cuál es la razón de ser de este observatorio?

– El principal fin de este foro es difundir la industria 4.0 porque pensamos que nuestro país necesita que se conozcan todos los conceptos que lleva aparejada para que siga siendo, y lo sea aún más, competitivo.

– ¿Cómo calificaría el proceso de digitalización en España?

– Escaso todavía. De hecho, hemos realizado con Everis hace poco un estudio en el que se pone de manifiesto que el nivel de digitalización de más del 50% de las empresas es escaso, a pesar de que el 86% lo considera crucial de cara al futuro.

– ¿Este retraso es con respecto a muchos países, o sólo con los más punteros?

– Si bien el avance es mayor en otros países europeos, sobre todo con respecto a Alemania y Estados Unidos. De hecho, nos constituimos como asociación por la inquietud que se despertó en algunos de nosotros, especialmente nuestro presidente, Bernardo de Villazán, cuando detectamos que más allá de nuestras fronteras se hablaba mucho de ella, mientras aquí hace tres años, cuando empezamos a dar los primeros pasos, nadie hablaba de ella. El desconocimiento era total.

– ¿Qué sectores españoles son los que se hallan más retrasados en este sentido?

– Sobre todo las industrias puramente manufactureras porque requieren inversiones y todavía no hemos asumido que avanzar en esta línea supone mucho esfuerzo. Existen más reticencias culturales que tecnológicas a este proceso. No obstante, las empresas están cada día más abiertas.

– ¿Qué podría hacer el sistema educativo para aminorar esta resistencia?

– Mucho. De hecho, el Observatorio se vuelca mucho en formación. Formamos parte de la Cátedra de Industria Conectada y trabajamos también con otras organizaciones en este campo. Nos preocupa mucho las carencias en FP y la falta de alumnos en las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). De hecho, mi empresa, 3M, cuenta con una fundación que se vuelca en promocionar este tipo de estudios.

– ¿Cómo se explica que un país con tantísimos dispositivos tecnológicos no sepa impactar esa tecnología en los negocios? ¿Estamos apostando más por la tecnología del ocio que por la del negocio?

– La española es esencialmente una economía de servicios. Además, hasta hace poco, se veía la industria como algo sucio y se pensaba que era mejor relocalizarla en países con costes laborales más bajos en donde apenas existen restricciones legislativas contra la contaminación. Las nuevas tecnologías están haciéndola más atractiva y demostrando que es básica para el crecimiento de un país.

– Sin industria no hay empleo. Los servicios en España ya no dan para más.

– Efectivamente. Éste es el principal problema que tenemos hoy en día.

– ¿Las empresas españolas están invirtiendo lo necesario y de forma correcta en tecnología?

– Pues problamente todavía no. Espero que dé pronto sus frutos el esfuerzo que está haciendo tanto nuestra organización como otras. Supone una cantidad enorme de recursos que exigen, al mismo tiempo, mucha audacia y la asunción de riesgo.

– ¿La empresa española le tiene tanto miedo a la robotización como el trabajador?

– Cada vez menos porque se ha percatado de que la automatización da una ventaja competitiva. El trabajador teme perder su empleo tradicional, pero resulta evidente que los tiempos están cambiando y que hay que saber adaptarse a ellos. Todas las revoluciones anteriores han provocado impactos sociales positivos. Y en ésta no va a ser diferente. Lo que sí va a ser distinto es el tipo de perfiles que se van a demandar. Van a surgir muchas profesiones nuevas, algunas inimaginables.

– Tampoco estamos abordando el mercado laboral mirando al futuro.

– Regularlo con una visión de medio y largo plazo es nuestro gran reto, pero de la necesidad, virtud porque este fenómeno es imparable. Desde el Observatorio, no sólo estamos haciendo un esfuerzo por dar a conocer todos los paradigmas de la industria 4.0, sino también para concienciar a la Administración y la sociedad en general de su importancia.

– ¿Qué áreas de las empresas están más digitalizadas y cuáles no?

– Sin duda, estamos muy desarrollados en gestión de información, aunque muy flojos en análisis de los mismos. Estamos muy bien en robótica y peor en internet de las cosas.

– ¿La industria de toda la vida española está dando pasos para esa transformación?

– Sí. Nos podemos sentir orgullosos de nuestra automoción. La ventaja de contar con empresas potentes de automóviles es el efecto tractor que genera en otras industrias.

EL PERFIL

Eduardo Rodríguez es un hombre pausado, pero muy convencido de lo que hace. Reflexivo. Se comprueba durante la entrevista que muchas de las preguntas que se le plantean ya las había rumiado en su soledad. Está confiado –tal vez es más preciso decir seguro– en que la industria regresará a Europa con fuerza. Ingeniero industrial, máster por el IESE, es director de la Cadena de Suministros y Calidad Corporativa en 3M, tesorero del Observatorio de la Industria 4.0 y vicepresidente del Club Excelencia de Gestión.

La cuarta revolución industrial

La digitalización de la industria es el fruto de este nuevo capítulo del progreso humano. Su desconocimiento, así como la falta de formación y cualificación explican por qué su desarrollo en España es tan lento. El Observatorio de la Industria 4.0 nació hace tres años con el fin de difundirla y de persuadir a administradores y administrados de su necesidad para seguir el desarrollo económico de España. Pretende ser un foro de intercambio de ideas y experiencias, al tiempo que de análisis de esa transformación en la actividad económica.