Macroeconomía

El FMI duda que España cumpla con el objetivo de déficit marcado por Bruselas

Eleva el déficit al 4,5%, cuatro décimas más que la previsión del Gobierno. Augura que España mantendrá su déficit público por encima del 3,5% al menos hasta 2028, muy lejos del 3% que fijan las reglas fiscales que Bruselas reactivará en 2025

Controlar el déficit y la inflación, lograr estabilidad financiera y evitar posibles vulnerabilidades del sistema por la subida de tipos de interés son los principales deberes que ha puesto el Fondo Monetario Internacional (FMI) a las principales economías. Pese a que reconoce el esfuerzo realizado durante los últimos meses cree que su incidencia seguirá fuera de los márgenes normales varios años más, por lo que reclama una "política fiscal más restrictiva" para no alimentar la escalada de los precios y el agujero en las finanzas públicas.

Según publica hoy el Fondo en su nuevo monitor fiscal, "bajo las proyecciones actuales, el endurecimiento fiscal gradual previsto no será suficiente para prevenir que las ratios de deuda pública recuperen una tendencia al alza, a medida que PIB nominal se desacelera". Así, estima que el déficit público global escale hasta el 5% del PIB de media, a medida que los gobiernos "se enfrentan a intereses más altos y a presiones para aumentar el gasto público, incluido el gasto en pensiones y salarios para llegar al nivel de la inflación".

En el caso de España, ha elevado el déficit hasta el 4,3% del PIB, cuatro décimas más que la previsión del Gobierno, que la dejó en el 3,9% y que mantiene intacto su objetivo de reducirlo hasta el 3,3% en 2024 y llegar al 2,9% en 2025. Sin embargo, el organismo liderado por Kristalina Georgieva no se lo cree y rechaza que la ministra económica, Nadia Calviño, pueda cumplir con el objetivo de déficit, enmendando así la senda de consolidación fiscal trazada a medio plazo, y advirtiendo que España mantendrá su déficit público por encima del 3,5% al menos hasta 2028, muy lejos del 3% que fijan las reglas fiscales que Bruselas reactivará en 2025, aunque reconoce que, para estos ejercicios, no refleja el impacto de los fondos europeos, que deberían reducir la necesidad de financiación.

Aunque el informe no concreta una explicación sobre la distancia entre sus proyecciones y las del Gobierno, sí resalta que la principal razón la marcará el equilibrio entre los ingresos y los gastos públicos. Los ingresos se elevarían del 43,4% del PIB hasta el 44,2% en 2023, para iniciar un descenso hasta alcanzar el 41,4% en 2026, que mantendría hasta 2028. En cuanto a los gastos, se incrementarían hasta el 48,7%, sobre todo por las ayudas puestas en marcha para hacer frente a los efectos de la guerra de Ucrania sobre empresas y familias. A partir de 2026, se estancaría sobre el 45,4%hasta 2028, cifra que no bastaría para enjugar la reducción de ingresos provocada por una ralentización de la economía.

Con estos mimbres, el organismo apunta que la deuda española bajará hasta el 110,5% del PIB en 2023, después de haber rozado el 120% en 2020 tras el impacto de la pandemia, que que no conseguirá bajar hasta el entorno del 108%, hasta 2024, pero ve muy complicado que pueda rebajar esa cifra en los siguientes ejercicios, por lo que continuará encabezando la lista de los países más endeudados de la eurozona, aunque mantiene tierra de por medio respecto a países como Italia (140,3% del PIB en 2023) o Grecia (166%).

Esta actualización se conoce solo un día después de que el Gobierno evidenciara su satisfacción con otro informe del FMI, el World Economic Outlook, en el que revisó al alza la previsión de crecimiento del PIB de España para 2023 hasta el 1,5%, cuatro décimas más que en el cálculo previo, pero redujo en otras cuatro el augurio para 2024, hasta el 2%.

Respecto la situación global, el organismo remarca que la situación fiscal está sujeta a una gran incertidumbre, debido a la desaceleración del crecimiento y a la política de tipos altos de muchos bancos centrales para poner coto a la alta inflación. Por ello, el FMI recomienda políticas de endurecimiento fiscal para ayudar a rebajar la inflación, que se compensen con incentivos a los colectivos más vulnerables, para evitar que todo el peso de las medidas contra el aumento de precios recaiga sobre las subidas de tipos de interés. "Una política fiscal más restrictiva -al tiempo que se da apoyo dirigido a los más vulnerables- debería complementar los esfuerzos de las autoridades monetarias para llevar la inflación de vuelta a su objetivo y permitir a los bancos centrales subir menos los tipos de interés", cita el texto. En este sentido, los expertos del organismo avisan de que las perspectivas fiscales en el corto plazo son "inciertas" en parte por el aumento de la inflación, que está resultando ser más persistente de lo esperado, y por la reciente inestabilidad en el sector bancario.