Grecia

«Haré cualquier cosa por sobrevivir»

La Razón
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«Un café, esto es el dinero que tengo», dice Mariana Savaki, una pensionista de 60 años, que asegura cobrar apenas 300 euros al mes porque trabajó poco tiempo. «Hasta ahora no me preocupaba, pero esta última semana ya empiezo a asustarme un poco», señala ante la posibilidad de que se imponga un control de capitales en Grecia si no hay acuerdo en la eurocumbre de mañana.

«De todas formas, ¿qué voy a retirar del cajero, si mi cuenta está vacía?», se pregunta con resignación Mariana. Lo mismo sucede con Lambros Stamatakis, en paro desde hace dos años. Al preguntarle por un posible corralito el hombre ironiza: «Para que te afecte eso primero hay que tener dinero en el banco, ¿no?».

La diferencia entre Mariana y Lambros radica en la solución que prefieren. Para la mujer, estos cuatro meses han sido una pérdida de tiempo del Gobierno izquierdista, «que al final va a firmar lo mismo que el anterior Ejecutivo conservador». Mariana es partidaria de «llegar a un acuerdo de inmediato, aunque eso implique más recortes» y bromea: «Mi pensión no creo que la puedan bajar más». La interminable saga de las negociaciones ha agotado la paciencia de parte de la población, que desea «volver a la normalidad pese a las dificultades económicas».

Para Lambros, en cambio, la única forma de resolver el problema es la salida de Grecia del euro. «Por mucho acuerdo que firmen, siempre estaremos sumidos en la crisis», considera. El hombre asume que no tiene nada que perder: «Si este país estalla, haré cualquier cosa por sobrevivir».

Las encuestas indican que la opción de abandonar la moneda única es todavía minoritaria, un 27%, pero cada vez gana más adeptos ante la irreductible postura de los acreedores. La dureza de las negociaciones –y de los discursos de los líderes– ha calado también en la sociedad helena, mucho más polarizada ahora, como demuestran las recientes manifestaciones, proeuropeísta y antiausteridad. Según un sondeo de la Universidad de Macedonia, un 55% de los griegos estarían dispuestos a aceptar un tercer rescate (bajo cualquier condición) a cambio de seguir en la eurozona, mientras que algo menos de la mitad se muestra partidaria de la ruptura.

A medida que las discusiones se acercan a su final, el dilema sobre por cuál de las opciones optar se complica para muchos griegos. Hasta 30 segundos tarda Xanthi Beleri en responder la pregunta. Al final, «deberíamos abandonar el euro, la austeridad no es la solución», apunta la joven de 24 años. «Tengo claro que con la salida de Grecia del euro las cosas serán mucho peores, pero quizá tan sólo unos años, y luego pasará», justifica.

Xanthi reconoce que estos últimos días su familia ha retirado más dinero de lo habitual. «No cuesta nada ir al banco y sacar 50 euros, en lugar de 20. Todo es por precaución», explica y añade que su familia dispone de dinero en efectivo en casa, «al menos para pasar una semana». Para Xanthi, la situación actual es algo peor que en 2012, pues la mayoría de familias obtienen menos ingresos y son más sensibles a sufrir los efectos de las turbulencias. «La gente está más nerviosa también, porque están tocando fondo», indica. «El lunes seguro que muchos se pegarán al televisor esperando el resultado de la Eurocumbre. Por suerte la mayoría de cajeros ya estarán cerrados. Pero el martes será otra historia», prevé la joven, aunque para ella no será un problema porque su familia tiene algo de dinero en metálico en casa, «como muchas otras que conozco». Ése es el único «plan de contención» de los hogares helenos para salvaguardarse de una posible tormenta.