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Se impuso la economía
Lo que más mueve a la gente de verdad es su bolsillo, la cesta de la compra, el precio del pollo y la inflación. Por eso se hundió Kamala
Pensaban algunos que el discurso woke de Harris bastaría para ganarle las elecciones americanas a Trump, pero se ha visto una vez más que el elemento fundamental en un vuelco electoral es la economía. «The economy, stupid», le dijo el demócrata Bill Clinton al republicano Bush (padre), durante la campaña que llevó al primero a la Casa Blanca. Pero parece que ni Biden ni Harris se habían dado cuenta de ello, pese a ser del mismo partido. Claro que el demócrata había degenerado en una suerte de organización distribuidora de los intereses de «el gran dinero, las tecnológicas, la big-pharma y el complejo bélico-industrial», en coincidente expresión de reputados miembros del partido azul como Rober F.Kennedy jr. y la ecologista musulmana de Michigan Jill Stein, que decidieron abandonar la organización en vista de que «hemos dejado de representar a los trabajadores, para convertirnos en el partido del establisment y de la banca».
Un partido que, además, no supo ver que lo que más mueve a la gente de verdad es su bolsillo, la cesta de la compra, el precio del pollo y la inflación. Por eso se hundió Kamala, aunque también por presentar un programa disparatado en materia de fiscalidad, impuestos para los ricos, regulación extrema y gasto público basado en un endeudamiento sin límite. Si unimos a ello un buenismo patológico en materia de inmigración, el resultado no podía ser más que el que ha sido. Victoria arrolladora de un Trump que en su primer mandato demostró con creces que hizo una buena gestión económica, recuerdo que estaba en la mente de los americanos.
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