Industria del automóvil

La industria auxiliar del automóvil de la UE, al borde de la extinción por la dura norma de los motores de combustión

La patronal advierte de que, si no se flexibiliza, perderá 500.000 de sus 600.000 empleos. España, uno de los países más afectados

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A las quejas de los fabricantes de automóviles sobre lo restrictivo de la normativa de la UE que impone la fabricación de coches eléctricos e impide la producción de vehículos de combustión interna a partir de 2035 se suman las de las empresas de la industria auxiliar de este sector, que advierten de que, de mantenerse la normativa, se perderían más de medio millón de puestos de trabajo.

Esta cifra supondría de hecho casi terminar con esta potente industria europea, que actualmente da empleo a unas 600.000 personas. El conjunto de las empresas estarían en peligro ante el enfoque actual de la norma de emisiones basado en exclusiva en los vehículos eléctricos, según un estudio de PwC Strategy, encargado por la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa).

Instalaciones de Gestamp, una de las principales compañías españolas que fabrican componentes para la automoción
Instalaciones de Gestamp, una de las principales compañías españolas que fabrican componentes para la automociónGestamp

El informe, denominado «La Evaluación del Impacto de la Transición del Vehículo Eléctrico 2020-2040», evalúa tres escenarios diferentes de transición hasta 2040, centrados en la producción de motores y otros componentes en la industria de proveedores de automóviles, identificando riesgos y oportunidades.

Los resultados del estudio demuestran que el 70% de esta pérdida de puestos de trabajo se producirá en tan solo un periodo de cinco años, entre 2030 y 2035, lo que supone una pérdida muy significativa tanto para las empresas como para el tejido de pymes que, alrededor de ellas, se mantienen gracias a su actividad. España es especialmente relevante en este sector, con importantes empresas multinacionales líderes mundiales en el sector de componentes del automóvil.

El estudio indica que, mientras que los fabricantes tienen mayor capacidad para desinvertir o subcontratar actividades para compensar una pérdida de actividad, los proveedores reaccionan con menos agilidad, ya que están vinculados por contratos a largo plazo con los fabricantes de vehículos. Además, cientos de empresas especializadas y pymes tienen menos acceso al capital para invertir en la transformación de sus modelos de negocio.

Sin embargo, se argumenta que un escenario de tecnología mixta, donde podrían convivir las tecnologías eléctrica y de combustión, proporcionaría a estas empresas europeas el mantenimiento de su actividad y además colaborar en los temas de reducción de las emisiones. Al complementar la electrificación, un enfoque de tecnología mixta, que permita el uso de combustibles renovables sostenibles, podría ofrecer una reducción mínima del 50% de las emisiones de CO2 para 2030, al tiempo que se mantienen los puestos de trabajo, se crea valor añadido y se mantiene la competitividad de la UE en el mercado mundial.

Efecto por países

El impacto de estas medidas restrictivas impuestas por la UE no afectan de igual forma a todos los países. Hay economías más dependientes del sector del motor, como pueden ser Alemania o España, en donde estas regulaciones pueden tener un mayor impacto negativo sobre el empleo. España es el segundo productor de automóviles de Europa y octavo del mundo, con un total de 17 fábricas. El motor supone aproximadamente el 10% del PIB nacional, el 9% del empleo y mantiene con sus exportaciones el saldo positivo de la balanza de pagos.

Sobre esta transformación hacia el coche eléctrico, el representante de los empresarios europeos de componentes, Sigrid de Vries, señala que «a menudo se hace hincapié en los aspectos positivos, que son muchos, pero eso no quita que esta transformación afecte a personas y empresas reales. Vemos que se hace hincapié en las preferencias tecnológicas, y nos preocupa que se reste importancia a la dimensión social y a los riesgos». Por su parte, el Comisario Europeo de Empleo y Derechos Sociales, Nicolas Schmit, ha señalado la importancia de evaluar el impacto en el empleo de la transformación del sector. «El sector de la automoción en general es un gran elemento cuando se trata del empleo total europeo. La transición ecológica solo tendrá éxito si la equidad, la solidaridad y las medidas sociales están en su centro», asegura Schmit.

La preocupación de los empresarios de la industria de componentes se une a la que, de forma reiterada, reflejan la casi totalidad de los fabricantes europeos. El último en manifestarse ha sido el consejero delegado de Mercedes-Benz, Ola Källenius, que recientemente avisó de que, debido a las actuales y rígidas regulaciones vigentes en Europa, el sector del automóvil europeo corre el riesgo de colapsar. «En Europa, las rígidas regulaciones actuales amenazan con colapsar el mercado automovilístico», afirmó Källenius.