INE

El IPC subió un 1,9% en junio con el precio de la cesta de la compra disparado un 10,3%

Los alimentos llevan 15 meses consecutivos encareciéndose por encima del 10%. El IPC subyacente continúa por encima del general, en el 5,9%

La tasa de variación anual del IPC del mes de junio se sitúa en el 1,9%, un punto y tres décimas por debajo de la registrada en mayo, confirmando el dato adelantado que ya dio el INE hace apenas dos semanas. Sin embargo, los precios de la cesta de la compra alcanzaron el 10,3%, pese a la mínima bajada de legumbres y hortalizas y la menor subida de frutas, pan, cereales y carne, el bolsillo de las familias apenas tiene tregua. De esta forma, los alimentos llevan 15 meses consecutivos subiendo por encima del 10%.

Pero esta bajada tiene más que ver con la desproporcional subida de hace un año, provocada por la guerra de Ucrania, que elevó la inflación interanual en junio de 2022 por encima del 10,2% -con unos precios un 8,7% más altos que en el mismo mes de 2021-, por lo que la comparativa estadística actual ha provocado este descenso interanual por el conocido como "efecto escalón", que justificaría porcentualmente esa caída. Para el INE, estaba moderación de los precios se ha debido, además de por la caída del precio de los carburantes y la electricidad, "a que los precios de las frutas, el pan y cereales y la carne han aumentado menos que en junio de 2022. También influye la estabilidad de la leche, queso y huevos, frente a la subida del año anterior, y la bajada de los precios de las legumbres y hortalizas, que aumentaron en junio del año pasado".

En términos anuales, se redujeron los precios en transporte (-11,1%), vivienda (-9,7%) y medicina (-0,4%) -básicamente por el descenso sufrido por los carburantes (-18%) y la electricidad (-24%)-, pero subieron en todos los demás grupos, liderados de nuevo por alimentos y bebidas (10,3%), seguidos por el tabaco y las bebidas alcohólicas (8,7%), los hoteles, cafés y restaurantes (7,2%) o el ocio y la cultura (5,2%).

Pero es la cesta de la compra la que continúa sin dar tregua. Estos productos continúan registrando una subida anual muy elevada (10,3%), aunque se han ralentizado desde marzo, cuando tocaron techo y llegaron al 16,5%. El precio del azúcar continúa por encima de su precio de hace un año un 44%, seguido de la leche (19,7%), las patatas (19,3%), el aceite (15,4%), la carne de cerdo (15,7%), el aceite (15,4%), el agua mineral (13,7%), cereales (13,4%), huevos y productos lácteos (13,1%) o las legumbres y hortalizas (11,3%), todos en doble dígito desde hace un año. La única bajada que se ha producido entre los alimentos ha sido en las frutas frescas (-4,2%), propiciado por la temporalidad de este producto, que baja de precio cuando llega la época estival. Tampoco se puede desdeñar el incremento de precio de productos básicos como el café o cacao (7,8%), pan (6,1%), la carne de pollo o pavo (5,9%) o el pescado (4%). En cuanto a las bajadas más pronunciadas se dieron en el gasóleo (-21,6%) y la gasolina (-16,7%), y en la electricidad (-38,1%).

En tasa mensual, los mayores incrementos se produjeron en paquetes turísticos nacionales, con una alza del 14,7%, e internacionales (6,9%), y los seguros de vehículos (6,5%), mientras que las mayores bajadas se vieron en otros aceites (-4,4%) y en las legumbres y hortalizas (-4%). Los precios de los alimentos subieron un 0,2%, impulsados por los aceites, que se encarecieron un 2% mensual, la fruta (1,9%) y la carne (0,6%). En la otra cara de la moneda, las legumbres y hortalizas se abarataron un 1,3%.

En cuanto a la subida de precios en los que va de año entre los productos básicos -de enero a junio-, el mayor incremento se dio en la carne de cerdo, que ha aumentado su precio un 10,5%, seguido de las patatas (9,9%), frutas frescas (5,6%), legumbre, hortalizas y cereales (4,7%) y el aceite (4,5%). Por contra, solo bajaron la carne de ovino (-5,2%), el pescado (-1,4%) y la leche (-0,2%).

También preocupa la situación del indicador subyacente -el que marca la evolución del IPC a largo plazo-, ya que continúa dando muestras de enquistamiento al situarse en el 5,9%. Mientras el IPC general sí que ha evidenciado una tendencia clara a la baja, con una bajada de cuatro puntos en lo que va de año, el IPC subyacente lo ha hecho menos de la mitad, 1,6 puntos, situación que marca un camino lento en la bajada real de los precios en la factura de los hogares.

Otro dato alarmante es la tasa de variación mensual, que sí que ha subido. Ya sea por el "efecto vacaciones", que siempre produce un incremento de los precios antes del verano, o por un salto general de los costes, la inflación general registró un aumento del 0,6% frente a la estabilidad de precios registrada en el mes anterior, tras cerrar en el 0%. Por tanto, la evolución mes a mes durante este primer semestre es claramente negativa. Aunque es evidente la moderación de la subida de los precios, salvo la caída del 0,2% que se produjo en el mes de enero y el estancamiento de mayo -en el que quedó plano-, el resto de meses desde entonces solo han tenido incrementos: un 0,9% en febrero, un 0,4% en marzo, un 0,6% en abril y un 0,6% este mes. Estas tasas duplican e incluso triplican las tasas mes a mes del segundo semestre de 2022, cuyos máximos incrementos fueron tres décimas en agosto y octubre respecto a sus meses anteriores.

En cuanto a la incidencia de los precios en las comunidades autónomas, los mayores descensos de la tasa anual del IPC se dieron en Castilla-La Mancha, de 1,8 puntos, Navarra y Castilla y León, de 1,6 puntos cada una. Por su parte, las menores bajadas se dieron en Madrid, Canarias y País Vasco, que descendieron 1 punto en las dos primeras y 1,1 en la última.

Para el Ministerio de Asuntos Económicos los datos de inflación de junio confirman la moderación de los precios, subrayando "la eficacia de las principales medidas de reducción de impuestos y bonificaciones" y destacando que "España es la primera gran economía de la zona euro en reducir la inflación por debajo del 2%, y registra la tasa más baja desde hace más de dos años". Sin embargo, los ciudadanos no tienen esa percepción, ya que más del 60% de los españoles reconoce que llega con dificultades a fin de mes tras haberse desplomado su poder adquisitivo.