Análisis

Inflación "moderada" con el bolsillo incendiado

Los precios suben otro 3,1% mientras algunos políticos, como siempre, pese a la evidencia, niegan la mayor y, con admirable serenidad, defienden este mal dato diciendo que la inflación está bajo control

FOTODELDÍA GRAFCAV6307. BILBAO, 11/11/2025.-Una persona coge unos huevos en un supermercado. El huevo es, de largo, uno de los alimentos más inflacionistas en los últimos meses.A la espera del dato de octubre, que se conocerá este viernes, y atendiendo a los datos de septiembre, los huevos se han encarecido un 17,9 % anual. Además, es el alimento que más ha subido de precio desde enero, un 15,9 %. EFE/Luis Tejido
Los huevos son el alimento que más se ha encarecidoLuis TejidoAgencia EFE

La inflación de octubre ha vuelto a darnos una de esas alegrías que sólo la estadística puede ofrecer pues, los precios suben un 3,1% anual mientras algunos políticos, como siempre, pese a la evidencia, niegan la mayor y, con admirable serenidad, defienden este mal dato diciendo que la inflación está bajo control. Así llevamos varios años y se quedan tan tranquilos mientras desayunan unos huevos a la benedictina pagados a cuenta del erario público. Básicamente es como estar en un barco donde el agua nos llega a las rodillas y el capitán te dice que estés tranquilo que sólo es agua hasta los tobillos y todo está bajo control.

La desconexión entre el relato macroeconómico y la microeconomía doméstica se ensancha cada mes como si viviésemos en universos paralelos donde comprar un cartón de huevos se ha convertido en una aventura financiera. Un producto que durante décadas ha sido el símbolo de lo barato y práctico que nunca faltaba en la lista de la compra y ahora se han convertido en bienes de lujo que los consumidores vamos a tener que comprar a plazos o tendremos que comenzar a criar gallinas en el salón.

Y no hablemos del resto de productos del carro de la compra, la fruta y el café por las nubes, los viajes y la electricidad encarecidos y cuando miras tu bolsillo te das cuenta que has pagado 20 euros más que hace unos meses sin que hayas añadido ningún capricho y salimos del supermercado con la misma expresión que cuando miramos la factura del dentista.

Esto sucede justo antes de la gran temporada navideña, cuando todos sabemos que vendrán más compras y más presión sobre los precios

Lo más curioso es que esto sucede justo antes de la gran temporada navideña, cuando todos sabemos que vendrán más compras y más presión sobre los precios en la temporada de los turrones, cenas, comidas de empresa, vuelos, regalos, escapadas, reuniones familiares y otras experiencias que tienden a inflar precios con el mismo entusiasmo de un globo en un cumpleaños infantil.

Toda esta situación tiene consecuencias sobre el poder adquisitivo que se erosiona, la confianza del consumidor se resiente y la sensación general de incertidumbre aumenta mientras los salarios no acompañan. No es lo mismo una inflación impulsada por el crecimiento económico que por alimentos básicos que no se pueden sustituir, ni aplazar ni reducir más allá de cierto límite. Y cuando lo esencial se encarece, la economía entera se resiente por el efecto dominó.

Lo verdaderamente inquietante no es que todo cueste más, sino la naturalidad con la que lo asumimos, así que como quien no se consuela es porque no quiere, habrá que celebrar que el IPC no esté en el 8% o más porque si octubre ya viene caliente, el mes de diciembre promete ser una sauna. A este paso, mientras los precios trepan como si compitieran en una escalada olímpica, los consumidores vamos a tener que mirar la cesta de la compra con casco y chaleco antibalas, eso sí, con moderación.

Juan Carlos Higueras es Doctor en Economía y Vicedecano de EAE Business School