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El agua es vida

Para quienes vivimos en países desarrollados, el acceso al agua potable no supone una preocupación: no importa la hora del día o el lugar en el que estés, siempre habrá cerca un grifo o un sitio donde puedas comprar agua sin tener que pararte a pensar si será o no potable, si estará o no limpia o cuánto tiempo pasará hasta que volvamos a conseguir agua potable.

Aunque pueda parecernos una obviedad, la realidad es bien distinta en otros países del mundo. Hoy en día, 844 millones de personas no tienen acceso a un servicio básico de agua, casi 300 millones de personas tienen que caminar más de 30 minutos para acceder a una fuente de agua segura y se estima que aproximadamente 340.000 niños menores de 5 años mueren cada año a causa de enfermedades diarreicas provocadas por el consumo de agua no segura.

niños menores de 5 años mueren cada año por enfermedades diarreicas
M
de personas no tiene un servicio básico de agua
B
de personas carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura

La mayoría de los países que sufren de este problema se encuentran en el continente africano. Es el caso, por ejemplo, de Tanzania, donde la escasez de agua llega a ser alarmante en muchas de las zonas del país. Un tercio del territorio de este país es terreno árido, lo que provoca que el acceso a fuentes de agua sea extremadamente difícil para muchas personas. Además, la principal fuente de agua es el agua subterránea extraída mediante pozos, que en muchas ocasiones se ubican próximos a zonas contaminadas, bien por actividades industriales o fuentes fecales. Un hecho que provoca un aumento considerable de las posibilidades de contraer enfermedades como diarrea, cólera, hepatitis o fiebre tifoidea debido a la ingesta de agua no potable.

Siendo conocedores de este problema, han sido muchas las organizaciones que, junto al gobierno del país, han puesto en marcha proyectos para conseguir dar acceso al agua potable y saneamiento básico.

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Maji Ni Uhai ha sido uno de los programas más relevantes en la mejora del acceso al agua potable de las aldeas más remotas del Serengueti en Tanzania. Se desarrolló entre 2008 y 2001 gracias a la colaboración entre AMREF Tanzania, AMREF Espala, Ferrovial y el gobierno del distrito de Serengeti en Tanzania, y su objetivo primordial era facilitar el acceso al agua potable y saneamiento básico en 21 poblados.

Para llevar a cabo este proyecto, estaba claro el enfoque que se le quería dar: la participación activa de toda la comunidad era un pilar básico para que se pudieran conseguir los objetivos. Gracias a la participación de la población y las estrategias utilizadas en el proyecto se alcanzó el éxito en la obtención de los objetivos y los resultados previstos.

Las mujeres y los niños de estos poblados gastaban tiempo y esfuerzo diariamente en recorrer largas distancias para aproximarse a una fuente de agua. Para conseguir un bien tan básico y necesario, se dejaban de realizar tareas que puedan fomentar y acelerar el desarrollo socioeconómico del país. Por eso, acercar fuentes de agua potable a los hogares de estos poblados tuvo un papel crucial en la vida de las mujeres y los niños. En primer lugar, las mujeres se sintieron empoderadas al desarrollar capacidades que les permitió participar de forma activa en todas las fases del proyecto, que incluso les facilitó la incorporación a roles clave en los gobiernos de los poblados y en los grupos de usuarios de agua. Por otra parte, los niños se han visto muy beneficiados con las nuevas fuentes de suministro de agua no solo en los hogares, sino también en las escuelas, donde además pueden centrarse durante más tiempo a no tener que ayudar a sus madres a conseguir agua potable.

IMPACTO EN 20.000 PERSONAS DE FORMA DIRECTA

IMPACTO EN 50.000 PERSONAS DE FORMA INDIRECTA

Maji Ni Uhai contemplaba la implementación de las siguientes acciones:

Construcción de 14 pozos. Instalación de bombeo en 12 pozos.
Desarrollo de 3 sistemas de gravedad con puntos de distribución. Mejora de otros tres sistemas de gravedad.
Levantamiento de dos embalses. Protección de 18 fuentes de agua.
Instalación de 32 sistemas de captación de agua de lluvia en 16 escuelas y 10 en 5 dispensarios. Construcción de 32 bloques de letrinas (160 letrinas) construidos en escuelas repartidos en partes iguales para niños y niñas.
Edificación de 10 bloques de letrinas (50 letrinas) construidos en dispensarios. Instalación de 3 bebederos de ganado.
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Con este programa se ha facilitado el acceso al agua de calidad en cantidad suficiente en hogares, escuelas y centros médicos de las poblaciones en las que se han implementado las distintas acciones. Además, en las escuelas y los centros médicos se ha mejorado el acceso y la calidad de los servicios para niños en edad escolar y pacientes gracias al uso de letrinas de pozo mejoradas con instalaciones para el lavado de manos. 

Una vez hechos los recursos, era necesario poner en marcha un conjunto de acciones para fomentar los hábitos de higiene en saneamiento que no dejaran este avance en algo simplemente material. Algunas de las acciones fueron:

Esta formación no solo ayudó en hábitos de higiene, sino que permitió que la comunidad planificara y gestionara las contribuciones que la comunidad hacía en forma de mano de obra y materiales de construcción, la planificación y la gestión del suministro de agua, las actividades de mantenimiento y la recuperación de los costes incurridos. Para poder llevar a cabo estas tareas, han sido de gran importancia las estructuras organizativas impulsadas: las Asociaciones de Usuarios en los poblados y los Comités de Agua de los Ward cuyos miembros son elegidos por las distintas Asociaciones de Usuarios.

Estas asociaciones se crearon para mejorar la organización comunitaria y para la planificación, supervisión y gestión efectiva de las instalaciones de agua y saneamiento.

Creación y formación de 21 asociaciones de usuarios de agua, una en cada poblado. 525 personas involucradas (98% recibieron formación). 

 Creación y formación de 5 Comités WATSAN, uno en cada ward (comarca). 150 personas involucradas en estos comités (88% recibieron formación).

 Creación y formación de 5 Comités WATSAN, uno en cada ward (comarca). 150 personas involucradas en estos comités (88% recibieron formación).

El último paso del proyecto era asegurarse de que no solamente se han aportados los servicios, sino que las comunidades tendrán la capacidad de mantenerlos en funcionamiento. Es decir, asegurar la sostenibilidad de las instalaciones y que la comunidad tenga capacidad para hacer los arreglos que vayan siendo necesarios. Para esto se han establecido unas tasas de uso de las instalaciones, cuyas tarifas han sido establecidas por las propias comunidades.

Por ejemplo, en el poblado de Nyamisingisi, cuyo el suministro proviene de una presa, se estableció una tarifa de 100 chelines (0,04 euros) por familia al mes. En otros poblados con pozo se determinó una tarifa mensual de 1000 chelines (0,4 euros) o el cobro de 50 chelines (0,02 euros) por cada cubo de 20 litros de agua en otros casos.

Además, para asegurar la operación y mantenimiento de las instalaciones por parte de las asociaciones de usuarios de cada comunidad se han establecido los procedimientos y repartos responsables, de manera que, por ejemplo, cada escuela o dispensario gestiona su sistema de captación de lluvia.

El programa Maji Ni Uhai es una muestra de cómo se puede favorecer el desarrollo de comunidades con limitado acceso al agua aunando el trabajo y esfuerzos de la población y autoridades locales, ONGs y empresas privadas, sumando así otro granito de arena en la lucha contra la escasez de agua.

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