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Inversiones de futuro en tiempos de incertidumbre
Impulsados por la IA, la energía nuclear, la computación cuántica, la ciberseguridad o los metales estratégicos emergen como megasectores clave que marcarán la próxima década

La pregunta es, sin duda, del millón: ¿podrán los mercados el próximo año mantener la exuberancia que han exhibido en 2025 o, por el contrario, habrá un ajuste? Y es que, pese a la inestabilidad y las malas noticias geopolíticas, los inversores parecen haberse puesto una coraza que los hace inmunes a las tensiones y amenazas crecientes. El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Carlos San Basilio, advertía esta misma semana, en la inauguración de las jornadas «Los desafíos financieros y económicos de España en 2026», organizadas por el IEB, de una posible «burbuja» debido a las altas cotizaciones, especialmente de la bolsa americana y de los valores relacionados con la IA, que recuerdan mucho a la de las «puntocom» de principios de siglo.
Pese a las similitudes, también existen diferencias. Y es que, al contrario que Yahoo, Intel, Cisco, Oracle o Nortel, que experimentaron un crecimiento explosivo en sus acciones sin generar beneficios reales, las empresas ligadas a la IA, como Nvidia, sí son capaces de obtener rendimientos por sí mismas y cuentan con bases sólidas para invertir y crecer.
En este escenario volátil, cabe preguntarse cuáles serán los sectores con más futuro a la hora de invertir. La tecnología y todo lo que la rodea, pese a los riesgos que se apuntan, tiene un lugar protagonista. En este sentido, los expertos apuestan por tres grandes vectores: megatendencias tecnológicas, materias primas estratégicas y activos digitales, debido a que el mundo se encuentra en medio de una nueva ola de innovación que no depende del ciclo económico, sino de necesidades estructurales: más energía, más seguridad, más capacidad de cómputo y más materiales críticos. Así, surgen un grupo de megatendencias que marcarán el camino de la inversión en los próximos años.
Energía nuclear
En este escenario, y muy ligado a las gran demanda de energía que requerirá, precisamente los desarrollos de IA y los centros de datos, Irrumpe con gran fuerza la energía nuclear, que está experimentando un resurgimiento sin precedentes. Mobeen Tahir, director de Macroeconomics and Thematic Research de WisdomTree, recuerda que treinta y un países han acordado triplicar la capacidad nuclear mundial para 2050. Estados Unidos va más allá, ya que aspira a cuadruplicarla, flexibilizando normativas y alargando la vida útil de sus reactores. China, por su parte, ha construido 58 reactores en 15 años y tiene otros 32 en marcha.
Las grandes tecnológicas –Meta, Amazon, Google y Microsoft– han firmado acuerdos con proveedores nucleares para asegurar energía estable y barata para sus centros de datos. Hay que tener en cuenta que estos centros ya consumen el 1 % de la electricidad mundial y podrían triplicarlo en 2030, según Goldman Sachs.
En este renacer de la energía nuclear, buena parte del impulso se apoyará en los SMR (Small Modular Reactors), tal y como destaca Alicia Coronil, economista jefe de Singular Bank. «En la última década, el uso de electricidad a escala mundial ha multiplicado por dos su tasa de crecimiento respecto al total de energía demandada, principalmente por la aparición de los vehículos eléctricos y la irrupción de la IA y otras innovaciones disruptivas», señala. Los reactores modulares pequeños son más baratos, más rápidos de implantar y más flexibles, por lo, a juicio de la experta, marcarán el futuro de la nuclear.
«Los SMR se puede considerar una inversión estrella porque resuelve uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la industria: la energía estable para la IA. Es previsible que los SMR se conviertan en el estándar industrial y que la transición energética se pueda apoyar en ellos, ya que la energía que producen está libre de CO₂», añade Mobeen Tahir.
[[H3:Computación cuántica]]
Si la IA ha sido el catalizador de la década, la computación cuántica será su sucesora. Según Tahir, estamos cerca de tener ordenadores cuánticos funcionales en 2029. Su potencial abarca diversas áreas, desde la medicina, con el descubrimiento acelerado de fármacos, hasta la Defensa, pasando por la Logística, y la ciencia avanzada.
El mercado actual asciende a 1,6 billones de dólares, y se prevé que crecerá a un ritmo del 32,9 % anual, destacando empresas como IonQ y Rigetti.
Ciberseguridad
El conflicto digital es ya un frente bélico. Los ataques a infraestructuras críticas, gobiernos y empresas han aumentado tanto en número como en sofisticación. El caso de Jaguar Land Rover, donde un ciberataque produjo un impacto macroeconómico en el PIB británico, ha llevado a muchos ejecutivos a elevar los presupuestos de ciberseguridad. La ciberseguridad se considera ya un riesgo geopolítico. Prácticamente todas las compañías del S&P 500 están incrementando sus inversiones. Es una tendencia estructural con décadas de crecimiento por delante, impulsada, una vez más, por el auge de la IA, la automatización industrial, la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales y la militarización del ciberespacio.
Minerales estratégicos
La IA, los chips, la electrificación global, los nuevos sistemas de defensa y los vehículos eléctricos no pueden entenderse sin materiales como el cobre, el níquel, el uranio, el litio o las tierras raras. El gran problema actual es la dependencia excesiva de China, que concentra el 70 % del suministro mundial de tierras raras y el 90% del procesamiento global, lo que exigirá desarrollos ambiciosos por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Son materiales esenciales, escasos y con ciclos de oferta muy lentos, por lo que los analistas ven en ellos una oportunidad estructural para los inversores.
Materias primas
Desde 2021, las materias primas han retornado al centro de las carteras. El oro ha superado al MSCI World en los últimos diez años, con una revalorización que alcanza más del 270 % en la última década y el 60 % en el último año, hasta superar los 4.000 dólares por onza en el mercado de futuros. Este desempeño se debe, entre otras cosas, a la depreciación del dólar, a la crisis geopolítica global y a las compras récord realizadas por los bancos centrales.
La plata, por su parte combina su función de refugio con un uso industrial creciente. Su demanda se ha disparado por la expansión de la energía solar, el aumento de producción de vehículos eléctricos y el desarrollo de nuevas tecnologías. Esta dualidad, como activo defensivo y materia prima estratégica, ha llevado a que su cotización muestre una volatilidad mayor que la del oro, pero también un potencial de revalorización más elevado durante los ciclos de fuerte crecimiento industrial. En el último año su revalorización ha superado el 75%.
Activos digitales
El mercado cripto ya supera los 4 trillones de dólares. Es más grande que el high-yield global y que muchas cestas de materias primas. Bitcoin y Ethereum representan el 70 %. La adopción institucional se ha disparado, especialmente desde la aprobación de los ETFs de Bitcoin en Estados Unidos en 2024, que ya han captado casi 50 000 millones en entradas netas. «Varios elementos han alentado el auge de los criptoactivos, como la falta de disciplina fiscal (EE. UU. con deuda proyectada al 160 % del PIB), el entorno inflacionario persistente, y bancos centrales presionados políticamente, así como una tendencia global a la desdolarización», apunta Carlos de Andrés, Director, Iberia Sales de WisdomTree.
Por su parte, el blockchain, la base sobre la que sustenta las transacciones a través de monedas digitales, también emerge como tendencia de futuro, tal y como adelantan los analistas de XTB, que prevén un crecimiento exponencial en los próximos años debido a las iniciativas de sostenibilidad ambiental, la evolución de los contratos inteligentes, el enfoque en la privacidad y la seguridad y la adopción por parte de los Gobiernos e Entre las principales tendencias se incluye la tokenización de activos, las finanzas descentralizadas y la propiedad digital.
Medicina genómica
Se refiere al estudio de la estructura y función del genoma, que es el ADN de un organismo, analizando cómo interactúan los genes entre sí y con el entorno. Sirve para comprender las enfermedades de los seres humanos incluso las que sean heredadas, identificando las causas genéticas y desarrollando estrategias de diagnóstico, tratamiento y prevención de las mismas. Gracias a ello se puede identificar mutaciones genéticas, lo que permite un diagnóstico más temprano y preciso, ayudando a elegir el tratamiento más adecuado para cada individuo, avanzando hacia una medicina mucho más personalizada. También ayuda a realizar un pronóstico temprano de las enfermedades, lo que conduce a mejores resultados.
Uno de los factores más transformadores de la medicina genómica ha sido el auge de la bioinformática. La capacidad de analizar, interpretar y visualizar conjuntos de datos masivos ha abierto nuevas fronteras en la comprensión de las complejidades del genoma humano, que gracias a la inteligencia artificial puede desarrollarse de manera eficiente. El sector actualmente valorado en 46.000 millones de dólares podría crecer a una tasa del 16,6% anual durante los próximos años, según las tendencias de futuro pronosticadas por XTB.
El panorama económico y financiero que se dibuja para los próximos años está marcado por una mezcla de euforia en los mercados y crecientes señales de riesgo. Aunque persisten tensiones geopolíticas y advertencias sobre posibles burbujas, como la señalada por el presidente de la CNMV, los inversores parece que mantienen el optimismo.
Aunque la volatilidad, los riesgos y la posibilidad de burbujas son innegables, las oportunidades también serán significativas para quienes sepan identificar las tendencias que impulsarán el crecimiento global en la próxima década.
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