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Javier Díaz Giménez, economista, siembra la polémica: “Los jóvenes viven en el paraíso”

«Viven en el paraíso». Así describe el economista la situación de los jóvenes españoles, atrapados entre la precariedad laboral y la utopía de la vivienda, a quienes receta una única solución: «ser más productivos que sus padres»

España es, tras Grecia, el país con mayor tasa de desempleo juvenil
España es, tras Grecia, el país con mayor tasa de desempleo juvenillarazon

Resulta casi una utopía para un joven español comprarse una casa. Si en 1987 bastaban tres años de sueldo para adquirir una vivienda, hoy la cifra se ha multiplicado hasta los catorce. Este dato, frío y demoledor, dibuja el principal escollo para la emancipación de toda una generación, convirtiendo la construcción de un proyecto de vida autónomo en un obstáculo casi insalvable para miles de personas que se asoman al mercado laboral.

De hecho, esta barrera económica se agrava con la realidad salarial. Con un sueldo medio que ronda los 1.200 euros mensuales, el simple acto de ahorrar para un máster o independizarse se convierte en la quimera de la emancipación. Esta situación contrasta de manera palpable con la vivida por la generación del baby boom, que en su mayoría gozó de empleos estables y un mercado inmobiliario mucho más asequible para sentar las bases de su futuro.

Sin embargo, frente a este panorama, el economista Javier Díaz-Giménez ha encendido la polémica en La Sexta Xplica con una afirmación que choca frontalmente con la percepción general. Sostiene que "los jóvenes viven en el paraíso", un diagnóstico que defiende con argumentos que trascienden lo puramente económico. A su juicio, no es serio plantear que la juventud vive peor que sus mayores.

Los argumentos del economista frente a la realidad material

En este sentido, Díaz-Giménez basa su tesis en los avances sociales y tecnológicos de las últimas décadas. Defiende que las nuevas generaciones disfrutan de mayores libertades, un sistema sanitario más robusto y un acceso sin precedentes a la información y la tecnología. A esto añade la enorme facilidad para viajar por el mundo, una posibilidad que era prácticamente impensable para sus padres o abuelos.

Asimismo, el experto introduce en su análisis un factor demográfico de enorme peso: la esperanza de vida. Según sus cálculos, los jóvenes de hoy vivirán de media entre diez y veinte años más que sus progenitores, lo que supone un cambio radical en la planificación y la calidad de vida a largo plazo. Desliga, además, los bajos salarios de los problemas estructurales de la economía española y los atribuye a la escasa productividad de sus trabajadores.

Por último, la solución que propone para prosperar en este supuesto paraíso es tan simple en su formulación como compleja en su ejecución: que un joven sea "más productivo que su padre". Con esta receta, Díaz-Giménez vuelve a poner el foco en la responsabilidad individual, obviando las dificultades colectivas y las barreras económicas que definen el presente de una generación entera.

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