Conciliación

La brecha laboral entre hombres y mujeres apenas ha bajado desde 1995

Trabajadoras de la limpieza del Ayuntamiento de Madrid.
Trabajadoras de la limpieza del Ayuntamiento de Madrid.larazon

La brecha laboral entre hombres y mujeres apenas se ha reducido en 0,6 puntos porcentuales en veinte años, ha revelado hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La brecha laboral entre hombres y mujeres apenas se ha reducido en 0,6 puntos porcentuales en veinte años, ha revelado hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tras precisar que la tasa de actividad de las mujeres se situó en 2015 en el 49,6 % frente al 76,1 % de los hombres.

A pesar de algunas modestas mejoras en ciertas regiones del mundo, millones de mujeres están perdiendo terreno en su búsqueda de la igualdad en el mundo del trabajo, según un nuevo informe realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como parte de la Iniciativa del Centenario de la OIT sobre las mujeres en el trabajo .

«El informe muestra los grandes desafíos que las mujeres siguen enfrentando a la hora de conseguir y mantener puestos de trabajo decente », dijo el Director General de la OIT, Guy Ryder.

«Nuestras acciones deben ser inmediatas, efectivas y con resultados a largo plazo. No hay tiempo que perder. La Agenda 2030 es una oportunidad para aunar esfuerzos y desarrollar políticas de igualdad de género que sean coherentes y que se apoyen unas a otras»

El informe Mujeres en el trabajo: Tendencias 2016 examina datos de hasta 178 países y concluye que las desigualdades entre mujeres y hombres persisten en un gran número de sectores del mercado de trabajo mundial. Además, el informe muestra que a lo largo de las dos últimas décadas, los importantes progresos alcanzados por las mujeres en la educación no se han traducido en mejoras comparables en su posición en el trabajo.

A nivel mundial, la disparidad de género en el empleo ha disminuido sólo de 0,6 puntos porcentuales desde 1995, con una relación empleo-población en 2015 de 46 por ciento para las mujeres y casi 72 por ciento para los hombres.

En 2015, 586 millones de mujeres eran trabajadoras por cuenta propia o trabajadoras familiares no remuneradas. A escala mundial, la proporción de aquellos que trabajan en una empresa familiar (trabajadores familiares auxiliares) ha disminuido de manera significativa entre las mujeres (de 17,0 puntos porcentuales a lo largo de los últimos 20 años) y en menor grado entre los hombres (de 8,1 puntos porcentuales), la disparidad de género en el trabajo familiar auxiliar se redujo a 11 puntos porcentuales.

Si bien 52,1 por ciento de las mujeres y 51,2 por ciento de los hombres en el mercado laboral son trabajadores asalariados, esto de por sí no garantiza una mejor calidad del empleo. A nivel mundial, 38 por ciento de las mujeres y 36 por ciento de los hombres en empleos asalariados no contribuyen con la protección social. La proporción para las mujeres alcanza el 63,2 por ciento en África Subsahariana y 74,2 por ciento en Asia Meridional donde el trabajo informal es la forma de empleo dominante.

El informe proporciona además nuevos datos de hasta 100 países sobre las horas de trabajo remuneradas y no remuneradas, el acceso a la protección de la maternidad y a las pensiones.

Las mujeres siguen trabajando un número mayor de horas al día que los hombres, tanto en el trabajo remunerado como en el no remunerado. En los países con altos y bajos ingresos las mujeres realizan, en promedio, al menos dos veces y media más trabajo doméstico y de cuidado familiar que los hombres.

En las economías desarrolladas, las mujeres empleadas (bien sea por cuenta propia o en trabajo asalariado) trabajan 8 horas y 9 minutos en el trabajo remunerado y no remunerado, frente a 7 horas y 36 minutos de los hombres.

En las economías en desarrollo, las mujeres empleadas dedican 9 horas y 20 minutos al trabajo remunerado y no remunerado, mientras que los hombres dedican 8 horas y 7 minutos. El desequilibrio en la proporción del trabajo no remunerado limita la capacidad de las mujeres de incrementar sus horas de trabajo asalariado, formal y remunerado. Como resultado, en todo el mundo, las mujeres que representan menos de 40 por ciento del empleo total, constituyen 57 por ciento de los que trabajan menos horas y a tiempo parcial.

Además, en más de 100 países estudiados, más de una tercera parte de los hombres empleados (35,5 por ciento) y más de una cuarta parte de las mujeres empleadas (25,7 por ciento) trabajan más de 48 horas semanales. Esto repercute también sobre la distribución desigual entre mujeres y hombres del trabajo doméstico no remunerado.

La desventaja acumulada que enfrentan las mujeres en el mercado laboral tiene un impacto considerable en su futuro. En términos de pensiones, la cobertura (legal y efectiva) es inferior para las mujeres que para los hombres, produciendo una diferencia de género en la cobertura de la protección social. A nivel mundial, la proporción de mujeres que han superado la edad de jubilación y que reciben una pensión es, en promedio, 10,6 puntos porcentuales inferior a la de los hombres.

A nivel mundial, las mujeres representan casi 65 por ciento de las personas con derecho a pensión de vejez (60-65 o mayores según la legislación nacional en la mayoría de los países) sin ninguna pensión regular. Esto significa que 200 millones de mujeres de edad avanzada viven sin ningún ingreso regular proveniente de una pensión de vejez o de supervivencia, frente a 115 millones de hombres.

Además, durante las dos últimas décadas, se ha registrado una segregación adicional en la distribución de las mujeres y los hombres en las diversas profesiones y dentro de ellas a medida que el incremento del trabajo tecnológico privilegia determinadas competencias, sobre todo en los países desarrollados y emergentes. Entre 1995 y 2015, el empleo aumentó rápidamente en las economías emergentes: la variación absoluta en los niveles de empleo fue dos veces más alta para los hombres que para las mujeres (382 millones frente a 191 millones respectivamente), sin importar el nivel de competencias requeridas, lo cual indica que los progresos para incorporar a las mujeres en más empleos de calidad está estancado.

En los países desarrollados, las mujeres dedican en promedio 4 horas y 20 minutos diarias al trabajo de cuidado no remunerado, comparado con 2 horas y 16 minutos de los hombres. En los países en desarrollo, las mujeres invierten 4 horas y 30 minutos diarias en el trabajo de cuidado no remunerado, frente a 1 hora y 20 minutos de los hombres. Si bien esta disparidad de género sigue siendo considerable, ha disminuido en un número de países, la mayoría de las veces debido a la reducción del tiempo que las mujeres dedican a las tareas domésticas, pero no a una disminución significativa del tiempo que invierten en el cuidado de los hijos.

En términos de salarios, los resultados del informe confirman anteriores estimaciones de la OIT: a nivel mundial las mujeres aún ganan en promedio 77 por ciento de lo que ganan los hombres. El informe señala que esta disparidad salarial no puede ser explicada solamente por las diferencias en la educación o la edad. Esta disparidad puede ser vinculada a la infravaloración del trabajo que las mujeres realizan y de las competencias requeridas en los sectores o profesiones dominados por las mujeres, a la discriminación, y a la necesidad de las mujeres de interrumpir sus carreras profesionales o reducir sus horas de trabajo remunerado para atender responsabilidades familiares adicionales como el cuidado de los niños. Aunque se han registrado algunas pequeñas mejoras en la reducción de la brecha salarial de género, si la tendencia actual persiste, el informe confirma la previsión que serán necesarios otros 70 años para eliminar completamente las diferencias salariales por género.

Alcanzar la igualdad para 2030.