Infraestructuras ferroviarias
La conexión entre Valencia y Barcelona se reducirá hasta las 2 horas y 25 minutos
Su construcción también revolucionará las comunicaciones de pasajeros de las regiones implicadas
La diferencia del ancho de vía español con el internacional obliga a las empresas a elegir el transporte por carretera para exportar.
El Corredor Mediterráneo es fundamental para el tráfico de mercancías, pero su construcción supondrá también una revolución en las comunicaciones de pasajeros de las regiones implicadas. Conectará con mayor rapidez y comodidad a las personas, por lo que aportará una ventaja cualitativa en viajes, tanto de placer como de negocios.
Estas comunidades reciben el 50% del turismo de España y la conexión entre ellas mejorará notablemente. En los ocho primeros meses de 2016, llegaron 263.628 pasajeros por tren a España, un 3,4% más que durante el mismo periodo del año anterior. A pesar del incremento, esta subida es menor que la producida en el resto de transportes, un factor que demuestra la incidencia que tiene la falta de infraestructuras ferroviarias eficientes.
En muchos de los viajes, la reducción del tiempo superará la mitad del necesario en la actualidad. Por ejemplo, la conexión entre Valencia y Barcelona se reducirá de las tres horas y 45 minutos a las 2 horas y 25 minutos.
La disminución de los tiempos de viaje dará mayor dinamismo al turismo de las regiones bañadas por el Mediterráneo. En el mismo día, será posible levantarse en Valencia, comer en Murcia y dormir en Alicante. Todo sin prisas y con la comodidad que aporta el tren. Asimismo, el Corredor Mediterráneo está diseñado para tener varias conexiones con Madrid, de manera que la red AVE desarrollada en los últimos años -España en el país con más kilómetros de alta velocidad después de China- servirá para favorecer los desplazamientos a lo largo y ancho de la Península.
La red transeuropea a la que se unirá el Corredor Mediterráneo vertebrará Europa de norte a sur. En total, 3.500 kilómetros, que concentrarán el 54% de los habitantes y el 66% del PIB de la Unión Europa. De ahí, que otra de las ventajas del Corredor será la conexión directa, tanto para pasajeros como para mercancías, con las ciudades europeas.
En materia económica, el Corredor permitirá poner en marcha un cambio de modelo productivo. A día de hoy, la diferencia del ancho de vía español -denominado ibérico- con el internacional obliga a las empresas a elegir el transporte por carretera para sacar fuera de España sus productos. El paso por la frontera francesa no es operativo. Sin embargo, una vez instalado el ancho internacional, se podrá desviar por el Corredor Mediterráneo una parte del tráfico de mercancías intercontinental que circula entre Asia y el centro y el norte de Europa, como acceso sur de la Unión Europea a través de los puertos del Mediterráneo.
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