Cumbre de la UE
La Eurocámara avisa a los Veintisiete de que vetará un presupuesto restrictivo
La cumbre, que empezó con seis horas de retraso, estuvo interrumpida cinco horas porque persisten grandes diferencias entre los contribuyentes netos, liderados por Reino Unido y Alemania, que quieren más recortes en los presupuestos de la UE; y los beneficiarios de las ayudas, que cuentan con el apoyo de Francia.
De momento la propuesta sobre la mesa contiene 973.000 millones de euros, 80.291 millones de euros menos que la propuesta por la Comisión Europea (CE)
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE demostraron ayer, una vez más, la profunda división reinante entre los estados miembros en materia económica y, en especial, respecto a su forma de enfrentarse a la crisis. Los 27 líderes intentaban arañar un acuerdo de mínimos sobre el marco financiero plurianual para el periodo 2014-2020, con el fin de conjugar las aspiraciones de recortes de Reino Unido, Alemania, Holanda y los países nórdicos, frente a los que defienden conservar las principales políticas de la Unión, tales como la agricultura y el respaldo a las regiones.
La canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Franois Hollande, y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, han mantenido reuniones conjuntas durante toda la noche en el formato denominado "confesionario"con los principales líderes europeos en un intento de salvar el acuerdo sobre el presupuesto de la UE para el periodo 2014-2020.
Merkel, Hollande y Van Rompuy se han reunido ya al menos con el primer ministro italiano, Mario Monti, y el holandés, Mark Rutte, según han confirmado fuentes de ambas delegaciones.
Tras más de doce horas de negociaciones de los líderes europeos -fundamentalmente en bilaterales pero también dos horas en plenario- el presidente del Consejo Europeo todavía no ha presentado su propuesta de compromiso sobre el presupuesto, que había prometido para las 15 horas.
El primer ministro belga, Elio di Rupo, que se ha escapado al bar de la prensa a hacerse con un bocadillo, ha dicho que la propuesta tardará probablemente una hora más y que entonces los líderes europeos volverán a reunirse en pleno para debatirla y tratar de cerrar un acuerdo.
El presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, planteó la reunión de forma un tanto atípica. Fue retrasando una y otra vez el plenario, desde las 15:00 horas cuando estaba previsto empezar, para mantener reuniones con los representantes nacionales antes de presentar un nuevo paquete presupuestario completo. Los primeros en pasar por su despacho fueron los mandatarios de los grandes países: Reino Unido, Alemania, Francia y Italia. Sin resultados.
Más recortes
Sobre la cumbre planeaba la evidencia de que no habría acuerdo con un nuevo recorte de 15.000 millones sobre la propuesta de noviembre, dejando el techo máximo de compromisos en 956.901 millones, tal y como filtraron desde el despacho de Van Rompuy. De hecho, varios dirigentes así lo anunciaron. El primer ministro británico, David Cameron, adelantó que «no habrá acuerdo» sin un recorte mayor de las cifras propuestas. A su juicio, la UE «no debería ser inmune» a la presión existente en el Reino Unido y en todo el territorio comunitario «para reducir gasto, encontrar eficiencias e invertir el dinero de manera inteligente». Londres quiere mantener también intacto el denominado «cheque británico», la compensación que recibe de sus socios de la UE desde 1984 por no beneficiarse de las ayudas agrícolas, principal partida del presupuesto.
En la misma línea dura se pronunció su fiel aliado de República Checa, Petr Necas, que también amenazó con vetar el presupuesto. «La propuesta (de noviembre) es inaceptable para nosotros y estamos preparados para hacer uso del veto», declaró Necas, que tildó de «inaceptable» e «injusto» el paquete ofrecido para los intereses de su país.
Más moderada fue la canciller alemana, Angela Merkel, pero no menos contundente en sus apreciaciones a favor de una contención del gasto. «Tenemos que llegar a un acuerdo que proponer al Parlamento Europeo. Si lo conseguiremos o no, aún no se puede decir. De hecho, las posiciones están muy alejadas unas de otras», constató Merkel. «Sería deseable llegar a un acuerdo global, pero debemos ahorrar y debemos luchar contra el paro», manifestó, y recalcó su compromiso de hacer «todo lo necesario» para conseguir un acuerdo que permita ser «riguroso con el dinero» y «solidarios» entre los países. «En este tiempo actual de gran inseguridad económica y de gran desempleo, es de suma importancia que reine la planificación y que seamos rigurosos con el dinero, pero naturalmente también que seamos solidarios entre los pagadores netos y los países receptores», dijo. Su fiel acólito, el primer ministro holandés, Mark Rutte, también entró con las espadas en alto. «Holanda quiere reducir el gasto, mantener su cheque y más puestos de trabajo», planteó, además de reclamar la necesidad de «modernizar» el presupuesto para invertir en investigación o innovación.
Crecimiento
Desde el otro bando, el presidente francés, François Hollande, ya advirtió desde su llegada a Bruselas de que no aceptará un presupuesto plurianual de la UE que «ignore el crecimiento» y meta la tijera a la política agrícola o de cohesión. «Si Europa busca un compromiso a cualquier precio, abandona sus políticas comunes, la agricultura y ignora el crecimiento, no estaremos de acuerdo. Vengo a buscar un acuerdo, pero es necesario que sea posible. Si hay algunos que no son razonables, intentaré razonar con ellos, pero hasta cierto punto», advirtió el francés sin citar a Londres. «Francia es consciente de que hay que ahorrar, pero no hay que debilitar la economía», dijo.
Éstas son las mismas razones que esgrimió el primer ministro italiano, Mario Monti, para quien la necesidad de tener fondos para impulsar el crecimiento en Europa va en paralelo a la distribución de los recursos de forma «justa» entre los países. «Debe ser un acuerdo coherente con la prioridad del crecimiento», aseguró.
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