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La I+D española retrocede 15 años

Se sitúa en niveles de 2004 y es, junto a la de Finlandia, Portugal, Letonia y Rumanía, la única que no ha recuperado el nivel previo a la crisis

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Se sitúa en niveles de 2004 y es, junto a la de Finlandia, Portugal, Letonia y Rumanía, la única que no ha recuperado el nivel previo a la crisis.

España sigue siendo un mal país para la investigación. Según los datos más recientes recopilados por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), la inversión en I+D está en niveles de 2004. En 2017, el último año del que se tienen estadísticas completas, el gasto total fue de 14.052 millones, equivalentes al 1,2% del PIB, el mismo nivel de hace quince años. Un dato muy alejado del 2,93% de Alemania o el 2,25% de Francia, según desvela un informe de Fedea que compara la I+D de diferentes países europeos. De hecho, España es, junto a Finlandia, Portugal, Letonia y Rumaría, el único país de la Unión Europea cuya inversión en este campo no ha recuperado los niveles previos a la crisis.

Nuestro país adolece, según Fedea, de un importante déficit estructural porque casi la mitad del gasto el I+D es ejecutado por el sistema público de investigación. Frente al 45% de España, en el resto de países avanzados apenas llega al 25%. Sólo 10.175 compañías declararon realizar actividades de investigación en el periodo analizado, de las que 1.018 tenían más de 250 trabajadores y 2.680 empleaban a entre 50 y 249 personas. Las compañías españolas, asegura Fedea, prefieren adquirir innovación que no buscarla, lo que ocasiona un grave problema debido a la peculiar estructura empresarial nacional, compuesta aproximadamente en un 90% por pymes. “La mayoría de las grandes empresas no basan su ventaja competitiva en la tecnología, por lo que su estrategia tecnológica consiste en adquirir las mejores soluciones tecnológicas en el mercado, evitando el riesgo inevitablemente asociado a la actividad de I+D. Esta estrategia es más difícilmente adoptada por las medianas empresas españolas de base tecnológica, un colectivo muy poco conocido, y que debería ser el objetivo de las políticas públicas de innovación”, explica Fedea.

Los niveles de inversión colocan a la I+D española a la cola de los diferentes ránkings que se elaboran a nivel internacional que ha recopilado la fundación. Según el European Innovation Scoreboard de la Comisión Europea, España es un país “moderado” en innovación por tener un índice global entre el 50% y el 89% de la media europea. El Global Innovation Index de la World Intellectual Property Organization otorga a España una puntuación de 48,68 puntos, frente a la de Alemania, 58,03 puntos, o la de Francia, 54,36 puntos. El informe tilda de “escasos” los esfuerzos españoles en este sector. Por su parte, el Global Competitiveness Report del World Economic Forum asigna a España 74,2 puntos, frente a los 82,2 de Alemania o los 78 de Francia.