Empresas
«La RSC nos hace ser mejores seres humanos, trabajadores y ciudadanos»
Aldo Olcese, académico numerario de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, cuenta con un perfil biográfico que tiene una triple vertiente: intelectual de la economía, analista financiero y empresario. Ha sido pionero en España en la introducción de la responsabilidad social Empresarial y el buen gobierno corporativo en nuestro país, así como por sus libros y estudios que destacan por sus innovaciones y sus avanzadas propuestas.
– ¿Por qué la responsabilidad social es el motor de cambio de las empresas?
– La RSC representa nueva manera de gestionar las compañía y, por tanto, un modelo de «management» y una visión de entender la economía en general diferentes. Por tanto, si queremos una nueva era de progreso, ésta ha de fundamentarse en ella. Es el «driver» más importante y el que tiene un mayor efecto multiplicador sobre el crecimiento y el desarrollo sano.
– ¿Es posible un nuevo modelo de negocio en el que confluyan las oportunidades empresariales y las necesidades sociales?
– Hoy en día, cualquier dirigente empresarial o económico no puede obviar que, aparte de los accionistas, hay otros grupos de interés fundamentales como los empleados, las administraciones públicas, los proveedores, los clientes... Las compañías han de ser ciudadanas, al igual que los seres humanos. Han de interactuar con la colectividad tanto en el entorno físico como en el relacional y, por tanto, tienen que ser sensibles a ese entorno. Eso exige cuidarlo en la medida de lo posible y que, al mismo tiempo, su trabajo beneficie al conjunto de la sociedad a la vez que a sus propietarios, empleados y otros grupos de interés.
– ¿Puede ser moderna una empresa sin responsabilidad social?
– No. Todo lo contrario. Se quedará anticuada. Habría demostrado ser bastante estéril por cuanto que la crisis que aún estamos viviendo tiene un efecto troncal en una mala responsabilidad social corporativa y en una defectuosa gobernanza. Ni son modernas ni tienen futuro. Hoy no hay ningún inversor serio del mundo que antes de hacer un análisis financiero no lo haga de la cuenta social. Mide cómo se gana lo que se gana.
– ¿Cómo se puede hacer que ese espíritu lo hagan vida todos los integrantes de la empresa sin excepción alguna?
– Ése es uno de los grandes retos. Es fundamental que la RSC forme parte del acervo cultural, filosófico y troncal de la empresa y de todos sus empleados. La tarea es relativamente fácil si el directivo empresarial quiere. Somos seres humanos con sentimientos, corazón, inteligencia, valores, creencias... Somos ciudadanos y tenemos que vivir en un medio con otras personas. Y somos trabajadores. La RSC es la amalgama de esas tres condiciones y las hacen perfectamente compatibles y, además, en el mundo de la empresa. Y nos hace mejores seres humanos, mejores trabajadores y mejores ciudadanos. Y también a la empresa. La RSC, que además es generadora de talento, tiene que ser diseminada de forma transversal para que sus principios imperen en todas las actuaciones de cada uno de los departamentos, independientemente de que haya uno que se ocupe de coordinarla. Hay muchas empresas que fracasan en lo que se llama la integración de la responsabilidad social en la cadena de valor de la empresa.
– ¿Cuáles son los ingredientes que debe contener una adecuada estrategia de responsabilidad social, propia del siglo XXI?
– Sin un buen gobierno corporativo es muy difícil. De cómo se estructure el ejercicio del poder económico en una empresa o en una sociedad es crítico. Debe responder a estándares de transparencia, lealtad, eficiencia... y a una adecuada contraposición de poderes. Un segundo, la transparencia informativa y contable; es decir, cómo cuentas lo que haces y cómo eres. El tercero, unas relaciones laborales responsables. En cuarto lugar, la lucha contra la corrupción porque altera la formación de los precios y la prestación de los servicios. La corrupción entre particulares es mucho mayor que la que se produce entre éstos y los políticos. Hasta ahora, los sistemas policiales y judiciales han conseguido traspasar la barrera de la pública, mientras que la privada se ha quedado en un plano secundario. Quinto, la innovación tecnológica. Todos tenemos que tener el objetivo de innovar en aquello que estamos haciendo y extenderlo a todos los procesos. Y, finalmente, la protección ambiental, que yo la llamo ecoeficiencia energética.
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