Consumo

Las familias vuelven a gastar

Las familias vuelven a gastar
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El tímido aumento que registró el gasto de los hogares en 2014 evidencia la mejora que ha experimentado la economía española. El progreso del mercado laboral y su huella en el consumo son las magnitudes que afectan a la percepción de los ciudadanos.

Tras apretarse el cinturón hasta prácticamente la asfixia, los españoles se han soltado una hebilla, ya que al fin vuelven a rascarse el bolsillo y a mostrar predisposición al gasto. Por primera vez desde el estallido de la crisis, el desembolso total de los hogares –en términos corrientes– aumentó durante el año pasado. Si bien el repunte no fue excesivamente significativo, ya que apenas subió un 0,3%, se trata de una muestra evidente del cambio de tendencia que ha experimentado la economía española. Más allá de las favorables cifras macro, tan utilizadas como reclamo político en periodos electorales, el incremento no puede catalogarse como algo baladí, porque supone un espejo fidedigno de la situación que atraviesan los ciudadanos.

Aunque las mejoras comiencen a sentirse tímidamente en los hogares, el reflejo aún es incipiente y la recuperación del consumo, sosegada. El clima bochornoso, con borrascas y cielos nublados, se va disipando. Pero todavía no podemos hablar de un anticiclón. El progreso del mercado laboral y su huella en el consumo son las magnitudes que realmente afectan a la percepción de los ciudadanos, y ambas variables presentan una evolución positiva. Julián Pérez, director general adjunto del Centro de Predicción Económica (Ceprede), resalta que las familias empiezan a percibir esas mejoras, pero que «la recuperación del gasto de los hogares es aún muy leve. De hecho, el gasto medio por hogar ha continuado cayendo ligeramente». Pérez explica que para el conjunto de los hogares, entre 2008 y 2013 el gasto medio se redujo en unos 4.600 euros anuales. Es decir, casi un 15%. «En las familias donde la persona de referencia está parada la caída fue superior al 21% durante la crisis». Aun así, y teniendo en cuenta que durante el pasado año con aumentos en el empleo del 1,4% se generó un incremento del gasto del 0,3%, en 2015 –cuando se estima un crecimiento del empleo próximo al 3%–, «es muy posible que veamos incrementos del gasto superiores al 2%», apostilla Pérez.

Listas de la compra cercenadas y analizadas con lupa, reparos a la hora de encender la calefacción... Los presupuestos de los hogares se han visto mermados como consecuencia de la crisis y las familias han escatimado en multitud de gastos. Sobre todo, en los superfluos. Sin embargo, resulta cuanto menos sorprendente que en un contexto de austeridad se haya incrementado el gasto en comidas y bebidas fuera de casa o en vacaciones. Los expertos lo achacan al mejor ánimo de los ciudadanos, que supone la base del consumo. Gustavo Núñez, director general de Nielsen España y Portugal, asegura que siete de cada diez españoles cambiaron su manera de gastar para «hacer calcetín», y recuerda que los consumidores aumentaron el número de visitas semanales a los establecimientos de alimentación, lo que implica «tickets» de compra más reducidos. En concreto, acuden entre dos y tres veces a la tienda, con una media de gasto de 16 euros. De igual modo, expone que dos de cada tres recortaron el gasto en ocio fuera de casa, aunque la mayoría dejará de contenerse cuando perciba que la situación económica mejore –el Índice de Confianza del Consumidor de Nielsen muestra en el primer trimestre de este año niveles que no se veían desde 2010–, pues «salir está en nuestro ADN». Al mismo tiempo, casi tres de cada cuatro trataron de reducir la factura de luz y gas para aliviar las cuentas domésticas, un hábito que perdurará en el futuro.

A partir de las respuestas y anotaciones de 24.000 hogares, el INE calcula que el gasto de los hogares en 2014 escaló hasta los 494.876 millones de euros. Mientras que el gasto medio por hogar fue 60 euros menor que el año anterior –27.038 millones de euros–, en términos constantes aumentó un 0,5%. Bebidas alcohólicas y tabaco, mobiliario, equipamiento y otros gastos de la vivienda, comunicaciones, agua, electricidad y combustibles fueron los grupos en los que el gasto medio por hogar se redujo de forma más notoria. En el otro lado de la balanza, las partidas que gozaron de un aumento presupuestario más relevante fueron salud, hoteles, cafés y restaurantes, y transportes.

Estados de ánimo

Hasta la fecha, y en lo concerniente a la cesta de la compra, los españoles están comprando en torno al 1% más ayudados por una situación de deflación que influye en el estado anímico cuando se acude al supermercado, pero que también provoca que el mercado de gran consumo se encuentre estancado. «Compramos más por menos, aunque se empieza a vislumbrar una mayor estabilidad en los precios. El crecimiento esperado en la partida básica de la compra no superará el 2% en 2015». Núñez destaca que la alimentación no se mueve por los mismos patrones que el textil o la electrónica, pues se trata de un mercado poco elástico, que cubre unas necesidades básicas. Lejos de las madrigueras, pero también del «aforo completo» en terrazas y restaurantes, los españoles vuelven a consumir fuera de casa a medida que su confianza se incrementa gracias a la mejora de los datos de empleo. El director general de Nielsen Iberia pone de relieve que durante el primer trimestre el gasto en hostelería creció un 2,5%.

Por definición marquista, las dificultades de renta de los consumidores han sido un caldo de cultivo para el desarrollo de la marca de distribución en España, que ha alcanzado una cuota del 38%. No obstante, la industria ha entendido las demandas de los compradores y ha hecho un importante esfuerzo en promociones para ser más competitivos en precio, principal factor de decisión. «2014 ha sido el primer año en que la marca de la distribución no ha ganado cuota en dos décadas, aunque en estos momentos está en una situación competitiva muy interesante que hace que la relación entre la marca de la distribución y la del fabricante se encuentre en permanente cambio», sostiene Núñez.

Convertidos en «consumer sapiens» y conscientes tanto del dinero del que disponen como del precio de los productos, los compradores españoles no sólo se han vuelto muy racionales, sino que han aprendido a prescindir de ciertos lujos. Buscan activamente las promociones y hacen cola de tienda en tienda para lograr las mejores gangas. Núñez opina que una compra más racional es también más infiel. Y agrega que «los consumidores no tienen reparo en visitar de media hasta seis establecimientos distintos». Pero, además de un buen precio, los españoles demandan calidad. El afán por la relación calidad-precio implica que, en ocasiones, estén dispuestos a pagar más por un producto. Lo evidencia el crecimiento del mercado «gourmet» durante la crisis.

Los consumidores comienzan a rescatar del olvido algunos gastos pendientes y prescindibles, como renovar un electrodoméstico o comprarse un coche, al constatar un aumento de los salarios y ayudados por ofertas y medidas de estímulo. De hecho, las matriculaciones han crecido un 32% en el primer trimestre del año y la venta de electrodomésticos se incrementó un 8% en 2014. Núñez considera que la mejora de renta no implica un mayor gasto en el supermercado, sino en esas partidas que se han ido posponiendo en espera de tiempos mejores.

La estabilidad en el empleo y la situación de la coyuntura económica son los factores que más preocupan a las familias para distribuir sus presupuestos. La incidencia en el consumo es doble. Por un lado, los niveles de renta. Por el otro, la estabilidad. Casi cuatro de cada diez españoles citan la seguridad laboral como su primera o segunda preocupación más importante a corto plazo, mientras que tres de cada diez mencionan la «salud» de la economía. Núñez apunta que la evolución de los precios debe ser moderada para que no coarte el consumo.

El «manguerazo» de Draghi, con el programa de compra de deuda, también salpica a las familias, que han visto cómo mejoraban sus condiciones de acceso a líneas de crédito. Es más, su deuda con las entidades financieras se redujo en abril un 3,6% en comparación con el mismo mes de 2014, lo que sitúa la cifra en 740.819 millones de euros y continúa por segundo mes consecutivo en su nivel mínimo desde agosto de 2006. Guzmán Soldevilla, profesor de Economía, admite las mejores condiciones de financiación para los hogares y afirma que el aumento del gasto de las familias está directamente relacionado con la reducción del paro, porque la otra vía posible –nivel salarial– permanece obstruida.

El 28% de los españoles dispone de entre 10 y 100 euros al mes para consumir

Una vez cubiertos los gastos básicos de vivienda, alimentación y facturas, casi un tercio de los españoles dispone de entre 10 y 100 euros al mes para consumir. Según el estudio «La renta disponible y el crédito, aceleradores de la demanda interna», impulsado por Genworth, un 40% de los encuestados cifra su presupuesto para el consumo familiar entre los 100 y los 400 euros al mes, mientras que el 32% eleva esa cantidad hasta un rango que oscila entre los 500 y los 1.000 euros. Más allá de los evidentes síntomas de la recuperación económica, el 17% de la muestra confiesa sufrir dificultades para hacer frente a sus pertinentes pagos y el 27%, para llegar a fin de mes. Del estudio también se desprende que cuatro de cada cinco familias han recortado sus gastos de manera significativa durante el último año: un 57% asegura que come menos fuera de casa, un 51% se ha visto obligado a limitar las compras, el 46% ha reducido las actividades de ocio fuera del hogar y un 45%, los viajes.

Lejos de las dificultades que acechan al consumo y al ahorro, las perspectivas de los encuestados de cara al futuro muestran bastante optimismo, ya que un 40% piensa que su situación financiera mejorará y sólo un 12% cree que irá a peor.

Los economistas consultados por Genworth instan a implementar rebajas fiscales e incentivar la contratación. Recomiendan facilitar el crédito a emprendedores, familias y empresas, reclaman un mercado laboral flexible –ajustando los salarios a la productividad– y defienden la estabilidad a través de acuerdos políticos. De igual modo, sugieren reforzar el tejido industrial español para captar inversión extranjera y mejorar la cultura financiera para realizar operaciones de crédito responsables.