Turismo

Las reservas hoteleras caen un 40% en Cataluña desde el 1-O

Las inversiones extranjeras en nuevos activos turísticos de Barcelona se han paralizado por culpa de la incertidumbre política y económica.

Las reservas hoteleras caen un 40% en Cataluña desde el 1-O
Las reservas hoteleras caen un 40% en Cataluña desde el 1-Olarazon

Las inversiones extranjeras en nuevos activos turísticos de Barcelona se han paralizado por culpa de la incertidumbre política y económica.

La amenaza de que viene el lobo se ha cumplido. El lobo, con piel de inestabilidad política e incertidumbre económica, comienza a hacer tambalear los cimientos de la industria turística catalana y, con ello, de todo el sector nacional. En pleno puente del Pilar, Barcelona no colgará el cartel de «al completo». Fuentes hoteleras de las principales cadenas españolas consultadas por LA RAZÓN confirman que en estos últimos días se ha producido un «número considerable de cancelaciones, principalmente de viajeros nacionales», mientras que las estancias de los visitantes internacionales de largo radio se están manteniendo «con cierta estabilidad». A esas cancelaciones se suma, además, la contundente bajada de las reservas de última hora, que la patronal catalana Foment del Treball estima en un el 30% desde el pasado 1 de octubre, cifra que asciende hasta el 40% de bajada cuando se habla de reservas de apartamentos turísticos. Y esta tendencia bajista también la confirman los principales portales y agencias de viajes on-line.

«Se está jugando con fuego», confiesa con preocupación Javier Marrero, profesor de Finanzas Internacionales de la Universidad Europea de Canarias, «ya que para Cataluña el turismo supone el 12% de su PIB, implica unos 500.000 puestos de trabajo directos y dejó 16.100 millones de euros en gasto de los viajeros durante 2016. Considerando estas cifras, el impacto en los ingresos de unas cancelaciones del 30%, grosso modo, podría oscilar en unos 5.000 millones de euros de menor gasto, que lógicamente se notaría en los datos finales de consumo», estima Marrero.

Las imágenes de estas últimas semanas comienzan a pasar factura en el coste de la deuda y en su calificación. De hecho, el último informe de la agencia Standard & Poor’s publicado ayer no pasa por alto el impacto de la tensión catalana en la industria turística y confirma que «ya se está notando la influencia negativa en el sector, con cancelaciones en hoteles y en eventos celebrados en Cataluña. Sin embargo, creemos que si la situación de inestabilidad política es temporal y no se mantiene durante mucho más tiempo, no debe poner en riesgo las calificaciones de las empresas de ocio o relacionadas con el turismo en la región, después de una temporada récord de verano».

Mientras tanto, la incertidumbre está instalada en el sector turístico. Y las consecuencias son nefastas. «Si hace tan sólo unas semanas, incluso después de los atentados de agosto, Barcelona se había posicionado como uno de los primeros objetivos de inversión por parte de los inversores internacionales, podemos decir que a día de hoy esto ya forma parte del pasado y las operaciones que se estaban negociando, se han paralizado en su mayoría», asegura a LA RAZÓN Víctor Martí, director general de Horwath HTL Spain, firma consultora especializada en hotelería, quien añade que «no tenemos constancia, hasta la fecha, de que esté pasando lo mismo en el resto de España; de hecho, está sucediendo lo contrario, al menos por el momento, aunque de persistir la incertidumbre y acrecentarse el problema político, también acabará afectando a las inversiones turísticas del resto del país».

En esta línea, aunque con matices, se posiciona Juan Gallardo, uno de los socios fundadores de BRIC Consulting, especializado en el sector hotelero en Cataluña, quien asegura que «Barcelona es un destino muy bien posicionado turísticamente a nivel mundial y con muy buena imagen de marca, que ahora se está tambaleando. La mayor parte de clientes extranjeros mantienen su interés por invertir en Barcelona y algunos destinos vacacionales de Cataluña, pero ahora hay una clara puesta en espera, lo que, implícitamente y a medio y largo plazo, puede derivar también en un parón en la creación de empleo, pues la incertidumbre es la peor compañera de viaje en estas operaciones». El 80% de la inversión hotelera total contabilizada por BRIC Consulting entre julio de 2016 y julio de 2017 en Barcelona (420 millones de euros) correspondió a fondos y cadenas extranjeras, principalmente de EE UU, Reino Unido, Francia y Alemania. «Se trata de inversiones no oportunistas sino a largo plazo, que en ningún caso se planteaban cambios de la situación política en términos de nuevas soberanías. Las únicas excepciones destacables son la mayoría de inversores familiares latinoamericanos, que habían adquirido activos en Barcelona con uso de alojamiento turístico y que, aunque han seguido invirtiendo en Madrid y Sevilla, han ralentizado al máximo el estudio de nuevas inversiones a causa de su apreciación de incertidumbre política. De hecho, han preferido no cerrar ninguna compra más en Barcelona y empiezan a plantearse desinversiones puntuales», detalla Gallardo. Es una prueba más de que la tensión política pasa factura al sector turístico, no sólo con la caída de viajeros, sino también con la ralentización de las inversiones.