Empresas
«Los jefes tienen la obligación de tutelar el crecimiento de los trabajadores»
Jesús Domingo es un claro representante de la nueva hornada de directores de Recursos Humanos que han transformado su visión y gestión en la empresa española. Su departamento se llama Personas porque ellas son el eje sobre el que debe pivotar la organización. Es un hombre proactivo y está muy ilusionado con su jefa de felicidad y con sus programas «Objetivo 18:30», «Contigo» o «Cuidando».
– ¿En qué se diferencia usted del primer director de Recursos Humanos que tuvo cuando inició su andadura profesional?
– Entonces, se dedicaban básicamentea a la gestión administrativa del personal. Cuando me propusieron dedicarme a esta especialidad –me dedicaba hasta esa fecha a asuntos jurídicos–, me fui a hacer un máster que me hizo adquirir una visión amplia y de futuro. Hoy, estoy centrado absolutamente en las personas, dedicado a dar servicio a toda la estructura y a persuadir de que ellas son el fundamento de la ejecución de su estrategia.
– Oigo con frecuencia frases del tenor de «lo más importante de la compañía es su capital humano». ¿Cuánto de postureo hay en afirmaciones de ese tipo?
– Depende de las organizaciones. En la nuestra los primeros que creen en esa máxima son los accionistas. No obstante, hay que luchar todos los días para que siga siendo un lema creíble y demostrable.
– ¿Qué es lo que ha hecho que los intangibles tengan cada día más relevancia?
– Aunque sea un enunciado muy manido, al final las compañías se distinguen por las personas que las componen. Los productos son cada vez más similares, pero el plus se lo dan sus profesionales.
– De los valores que definen a Mahou San Miguel –profesionalidad, compromiso, talento y entusiasmo–, ¿en cuál cree que flaqueamos más los españoles?
– El talento hay que demostrarlo todos los días, y no se puede olvidar que para que haya un crecimiento constante de nuestro saber y entender, la cualificación ha de ser continua. A veces somos conformistas y pensamos que lo dominamos todo... La formación exige un compromiso por parte de la empresa y del trabajador.
– ¿Sabemos descubrir el talento?
– Existe una tendencia creciente a dar oportunidades a las personas que trabajan en nuestras organizaciones. Debemos ser mucho más transversales y móviles para descubrir la esencia de lo que llevamos cada uno dentro. Por tanto, tenemos que hacer crecer a las personas y son los jefes los que tienen la obligación de tutelar ese desarrollo.
– ¿Cuáles son las estrategias más novedosas que se deben seguir y aplicar para que esos profesionales crezcan y asuman nuevos valores?
– La escucha activa es el secreto. Contamos con un programa que se llama «Conversamos», a través del cual sentamos sin ningún guión a nuestros trabajadores con sus superiores para analizar por qué no se han conseguido los objetivos, o cómo se hubieran logrado de una manera mucho más óptima, o cualés son los medios que se necesitan para conseguir las nuevas metas... No vale una estrategia de café para todos. Cada persona tiene unos condicionantes y hay que abordarlos individualmente. Por otra parte, hay que facilitar a los trabajadores esa formación que ellos creen precisa y hay que hacerlo no solo presencialmente, sino también digitalmente.
– ¿Están persuadidos los trabajadores hoy de que la formación nunca se termina?
– No sé si lo están, pero nuestra obligación es transmitirles que la formación es infinita y que uno tiene que estar abierto a recibirla continuamente. Cuanta más preparación, más posibilidades tienen tanto dentro como fuera de la empresa.
– ¿En qué áreas se hace más necesaria aún la ejemplaridad de los directivos?
– Se juegan su autoridad moral en el seguimiento y encarnación de la cultura corporativa y sus valores. Todo lo que comunica el Comité Ejecutivo de una empresa debe hacerlo vida cada uno de sus miembros.
– Para un director de Recursos Humanos como usted, ¿qué otros factores debe tener en cuenta para gestionar a las personas?
– Estamos profundizando en la autenticidad. El reto es que todos seamos capaces de trasladar, en cualquier momento y de una forma abierta, lo que sentimos.
– ¡Cuánta inteligencia emocional le falta a muchos ejecutivos!
– Tenemos mucho que aprender respecto a ese ensamblaje emocional que hemos de tener con quienes están a nuestro alrededor. El directivo solo será visto de una forma ejemplar si se abre verdaderamente. Es necesario que cuando un trabajador reconozca que un día se ha levantado con el pie izquierdo, su jefe le respete y entienda que no todos los días son de pie derecho.
– ¿Tenemos en España buenos mandos intermedios?
– Podemos y debemos mejorar. Frecuentemente no nos damos cuenta de que son el embrión de conexión clave. Impulsarlos y cuidarlos es capital no solo para transformar las organizaciones, sino para actualizarlas en todo momento.
– ¡Tienen una jefa de felicidad...!
– Queremos que la gente sea feliz no solamente en su puesto de trabajo, sino en su vida diaria. Tratamos de ponerles en valor aquellas cosas que les pueden ayudar a conseguirlo.
– El grupo Mahou San Miguel hace gala todos los años de aumentar sus plantillas. ¿Qué prevén para 2019?
– En 2018 la incrementamos en un 5%. Nuestra vocación es seguir creciendo; dependerá de la marcha de los negocios.
EL PERFIL
Jesús Domingo considera trascendental el componente psicológico en la gestión del capital humano en las organizaciones empresariales. «Cuando me jubile, estudiaré esa carrera», comenta. Director de Personas de Mahou
San Miguel desde marzo de 2015, trabaja en este grupo desde julio de 2003. Es Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, máster en Dirección de Recursos Humanos por Esden y cuenta con un Programa de Desarrollo Directivo por el IESE. Antes, trabajó en Navidul –aquí también en la Asesoría Jurídica- y en Campofrío Alimentación.
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