Uno de cada cuatro contratos dura menos de siete días

La duración de los contratos registrados en septiembre cae a su mínimo, con 55,75 días de media Uno de cada cuatro contratos firmados tenía una duración inferior a siete días

El mercado laboral ha cambiado sustancialmente durante la última década. Las nuevas tecnologías, la aparición de profesiones digitales y las cambiantes necesidades laborales de las empresas en el siglo XXI han cambiado las formas y los tiempos de los contratos. Y estos cambios no pueden achacarse directamente a los efectos de la reforma laboral. Esta situación se refleja directamente en la duración media de los contratos oficializados en los servicios públicos de empleo durante el último mes de septiembre, el último contabilizado, que fue de 55,75 días, la menor cifra en lo que va de siglo. Muy lejos en el tiempo quedan las cifras de hace una década, cuando la duración media de los contratos inscritos en septiembre alcanzó los 82,4 días y que llegaron a su máximo en 2007, cuando los trabajadores disfrutaban de una media de 88 días de contrato. Esa extensión ha ido mermando en los años posteriores a la gran crisis. En concreto, en los meses de septiembre 2011 y 2010 los contratos rondaron los 70 días; en 2012 bajaron hasta 64; cuatro días menos entre 2013 y 2915, y por debajo de 60 se situó ya el periodo 2016-2018, con 58,9 y 59,9 días respectivamente. Con ello, en apenas 13 años la pérdida de días de contrato ha sido de más de 30 jornadas.

Esto puede achacarse a los conocidos como minitrabajos, una forma de contrato que se ha generalizado durante lo últimos años por las ventajas que tienen, fundamentalmente para las empresas. Estos 'minijobs' fueron una solución de emergencia creada por el Gobierno alemán en el año 2003. La idea era crear contratos con un número de horas por debajo de las mínimas establecidas hasta ese momento con el objetivo de facilitar el acceso al mercado laboral a jóvenes en busca de su primer empleo y a colectivos con poca cualificación profesional. A través de estos contratos podían ganar experiencia en el sector profesional antes de incorporarse definitivamente.

El éxito fue inmediato al reducir la tasa de desempleo y proporcionar una fuente complementaria de ingresos a colectivos como los estudiantes. Sin embargo, esta idea ha marginalizado parte del mercado de trabajo, al no ofrecer ningún tipo de estabilidad laboral, además de que ha aumentado la precariedad al generalizarse en exceso este tipo de contratos, que en algunos casos se hacen incluso por horas. El colectivo más afectado se engloba en trabajadores de entre 20 y 30 años, aunque en los últimos tiempos la edad de los contratados con estos minitrabajos ha aumentado sustancialmente, incluso en trabajadores con más de 45 años

Según los datos del SEPE, recogidos por Europa Press. uno de cada cuatro tenía una duración igual o inferior a una semana. En concreto, de los 2.094.635 contratos registrados en septiembre, el 24,69% de ellos, 517.336, tenía una duración igual o inferior a siete días, o lo que es lo mismo, uno de cada cuatro. Si se analizan los contratos con una duración igual o inferior a un mes, los datos del SEPE revelan que el 35,7% de los que se inscribieron en septiembre igualaba o no llegaba al mes de vigencia.

En total, se registraron 747.935 contratos de este tipo. De esta cantidad, la mayor parte presentaba una duración igual o inferior a siete días. Por su parte, 93.447 contratos (el 4,4%) presentaban una duración de entre una semana y 15 días, mientras que 137.152 (el 6,5%) tenían una duración de entre 15 días y un mes.

En el lado contrario, solo el 11,4% de los nuevos contratos dados de alta en septiembre fueron de carácter indefinido, en total 238.723. El Plan Anual de Política de Empleo de 2019, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado mes de marzo, se marcó el objetivo de incrementar durante los tres próximos años un 15% el número de contrataciones indefinidas con jóvenes, hasta alcanzar los 2.900.000 contrataciones indefinidas en 2021. El objetivo parece todavía muy lejos.