Los test de estrés, primer desafío de Ana Botín

Sin transición mediante por las dramáticas circunstancias en las que se ha producido el relevo, Ana Patricia Botín ha desembarcado en la presidencia del Banco Santander con la tarea de dar continuidad a la exitosa gestión de su progenitor, Emilio Botín, al frente de una de las principales entidades financieras mundiales. Precisamente, mantener al Grupo Santander entre los más importantes del mundo es una de las misiones que tiene Ana Botín. Actualmente, la entidad es líder de la eurozona y de Latinoamérica y su importante diversificación geográfica le ha convertido en uno de los bancos más reputados del planeta.

No obstante, el primer hito en el camino de Ana Botín como presidenta del Santander serán los test de estrés que el Banco Central Europeo (BCE) está haciendo al sistema financiero continental. El resultado de las pruebas se dará a conocer en otoño y revelará el estado de las cuentas de la banca europea. Aunque se trate de lo más inmediato a lo que se enfrenta la presidencia de Ana Patricia Botín, también es quizá lo más sencillo, pues nadie espera que la primera entidad de la zona euro tenga problemas para superarlo.

Línea ascendente

A medio plazo, y con el objetivo antes citado de consolidar al grupo entre los mejores del mundo, Ana Botín deberá consolidar la línea ascendente de resultados mostrada por la entidad en el primer semestre del año. Hasta junio, el grupo logró un beneficio de 2.756 millones de euros, un 22% más que en el mismo periodo de 2013. No obstante, está lejos todavía de los registros que logró antes de la crisis y que rondaban los 9.000 millones de euros anuales. El reto del banco ahora es volver a una rentabilidad sobre el capital de entre el 15% y el 18%. Para ello, la entidad tiene en marcha un Plan de Eficiencia para ahorrar 1.500 millones de euros hasta el próximo ejercicio y se centrará en aquellos negocios o zonas geográficas que aporten buenas rentabilidades al grupo.

Uno de los mercados prioritarios del Santander será España. Pasada la crisis, que lastró sus cuentas por la alta morosidad y las elevadas provisiones, la mejoría del país se ha trasladado ya a la cuenta de resultados. El banco logró mejorar sus ganancias en el mercado doméstico un 79% hasta junio, sumando un beneficio de 513 millones de euros. No obstante, sigue por detrás por volumen de activos de CaixaBank, que ha reforzado su posición tras la adquisición del negocio minorista de Barclays.

En el exterior, Europa y Latinoamérica son los dos principales focos de la entidad. En el viejo continente, dos grandes asuntos pendientes son la consolidación de su negocio en Alemania y la salida a bolsa de Santander UK, postergada en los últimos años por la crisis. La filial británica es, precisamente, el gran aval de la nueva presidenta de Santander. En sólo tres años, Ana Botín convirtió a tres pequeñas cajas en la tercera entidad de las islas, con más de mil sucursales, unos 14 millones de clientes y 20.000 empleados.

América

En Latinoamérica, el gran motor es Brasil, que aporta el 19% del beneficio total del grupo. Sus últimos resultados, no obstante, han sido a la baja, y aunque el grupo achaca esta peor evolución al efecto divisa, la realidad es que la desaceleración de la economía del país es una realidad que tendrá que vigilar.

Para compensar la bajada de revoluciones brasileña, el Grupo Santander podría optar por crecer a través de nuevas compras. Un mercado muy apetecible podría ser el norteamericano. El banco está presente en EE UU a través de Santander Bank, el antiguo Sovereign Bank que compró en 2008. Sin embargo, su implantación se limita básicamente a los estados del noreste del país. Aun así, cuenta con 1,7 millones de clientes y 718 sucursales en estados como Nueva York, Pensilvania o Massachusetts.