Restauración
El mar conquista el asfalto: el grupo Trocadero desembarca en Madrid
El grupo de restauración más importante de la Costa del Sol abrirá en septiembre en el antiguo Mayte Commodore madrileño su noveno establecimiento tras la inauguración en junio del de Málaga
Hablar del grupo Trocadero es hablar de mar. Porque aunque sus dueños proceden de la metrópoli, el primer Trocadero nació en Marbella en 1995, de la mano de Dionisio Hernández-Gil, sobre un pequeño quiosco de madera en la Playa de Santa Petronila. Desde allí, con la calma que otorgan la brisa y las olas del Alborán, el grupo se fue expandiendo con la misma premisa: cocina de producto basada en la gastronomía mediterránea y guiños a otras culturas, especialmente las asiáticas. ¿Pero cómo ha llegado un chiringuito a desembarcar en Sotogrande, en Málaga o, el próximo septiembre, en Madrid?
La apertura más excitante que marcará el arranque del curso en la capital llega porque Trocadero nació para hacer del mar una experiencia inolvidable donde el servicio roza la excelencia aunque la arena dorada esté a solo un paso. Buen rollo y deliciosos espetos, pero también exclusividad en enclaves únicos donde la armonía de los espacios es tan importante como la comida o la carta de cócteles.
El grupo de restauración más importante de la Costa del Sol, que aspira a cerrar el año con nada menos que 900 empleados y 30 millones de facturación, es sobre todo una familia. Y no es una frase hecha.
Aunque el propietario es Dionisio Hernández-Gil, junto a él trabajan buena parte de los ocho hermanos de orígenes extremeños y madre lisboeta criados en el madrileño y elitista barrio de El Viso, situado a un paso de su gran apuesta en la capital. Nos lo explica Jorge, director general del grupo y hermano de Dionisio. "Aldo es el jefe de compras y yo el director general desde hace seis años. Pero también trabajan en el grupo Fernando, que es arquitecto y ha hecho los proyectos de la Casa de Botes (el restaurante que abren ya en Málaga capital), Jerónimo que desde su casa (Muebles Shibby) nos hace mobiliario a medida y también Fátima, que nos diseña ilustraciones, mamparas y que hará un mural en Commodore". Porque así se seguirá llamando el buque insignia del grupo en Madrid. Trocadero Commodore. "Todo queda en familia porque confiamos mucho en la gente conocida y de confianza", añade Jorge.
La expansión de grupo ha sido fulgurante: en 2014 abrieron en Sotogrande, en Benalmádena en 2019 y en Estepona en 2020. Con un tiquet medio de 60-70 euros, pero una alta estacionalidad en su facturación, Trocadero buscaba ubicaciones "top". En 2015, apareció la opción del Florida Park, en el madrileño parque del Retiro. "Nos hacía falta un local bastante grande y nos presentamos. Estábamos interesados, pero queríamos un local emblemático donde poder desarrollar nuestro concepto con dos plantas y terraza para hacer lo nuestro, restauración y eventos", explica Jorge.
Entonces surgieron la Casa de Botes en Málaga y el antiguo Mayte Commodore en Madrid. La Casa de botes se encuentra en el muelle uno del puerto malacitano. "Fue un concurso público que ganamos en 2019. Tenemos la concesión a 25 años del antiguo edificio para los prácticos del puerto, que estaba semi-abandonado. En Málaga hay una oferta brutal, pero hay muy pocos locales con las características de nuestro local".
Sobre una posible expansión internacional, Jorge reconoce que les llegan propuestas de todas partes, pero no se plantean optar por un sistema de franquicias ni la entrada de capital de fondos. Trocadero seguirá con su vocación familiar y marinera, pero sin renunciar a internacionalizar más adelante la gastronomía y el estilo de vida español.
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