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Si Europa aplica diferentes normas para regular la implantación de compañías de economía colaborativa en los distintos países, en España la fragmentación es aún mayor.

Si Europa aplica diferentes normas para regular la implantación de compañías de economía colaborativa en los distintos países, en España la fragmentación es aún mayor. Por ello, desde la CNMC se reclama un marco regulatorio para este fenómeno imparable. Sin embargo, y aunque todo hacía presagiar que se sellaría antes de que finalizara 2016, el acuerdo todavía sigue pendiente debido a las discrepancias que desata en el organismo regulador de la competencia, que debería actuar para garantizar la igualdad entre todos los agentes económicos y derribar las barreras locales y autonómicas que algunas de las plataformas encuentran en el desarrollo de su actividad.

Entre los riesgos más significativos que acechan sobre la economía colaborativa destaca su falta de normalización dentro de la economía general. O lo que es lo mismo, que no se desarrollen los mecanismos legales en ámbitos como los derechos de los ciudadanos-productores, el pago de impuestos por esta modalidad de producción, la protección de los consumidores... Y es que sin este entorno que aporte seguridad a todos los participantes, la economía colaborativa tendrá problemas para su desarrollo.

Desde Spotahome aseguran que algunas de las principales barreras a las que se enfrentan estas empresas en el marco europeo son las trabas de acceso al mercado, la necesidad de proteger al consumidor, la captación de talento paneuropeo y la disparidad de impuestos, así como una legislación no adaptada a la realidad de un sector tan emergente. Asimismo, aseveran que también puede frenar el desarrollo de esta economía el hecho de que los proveedores de bienes o servicios a través de las diferentes plataformas aumenten demasiado los precios.