Economía

El mayor fondo del mundo cambia su política con la deuda española y pone a los inversores en alerta

Desde 2020 el Fondo soberano de Noruega ha reducido a la mitad sus posiciones en deuda pública española por la inestabilidad política y el excesivo endeudamiento de España

MADRID, 27/07/2023.- La vicepresidenta del Gobierno de España, Nadia Calviño, preside el acto de descubrimiento del retrato del exministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes este jueves, en la sede del ministerio de Economía de Madrid. EFE/ Rodrigo Jiménez
MADRID, 27/07/2023.- La vicepresidenta del Gobierno de España, Nadia Calviño, preside el acto de descubrimiento del retrato del exministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes este jueves, en la sede del ministerio de Economía de Madrid. EFE/ Rodrigo JiménezRodrigo JiménezAgencia EFE

Finn Kydland, noruego, ganó el premio Nobel de Economía. Es cofrade del vino de Rioja, apasionado de la guitarra eléctrica y de las Harley Davidson. Autor de la «Teoría de la consistencia temporal», defiende que «si se acumula demasiada deuda, los inversores suelen deducir que si invierten en ese país tan endeudado, tarde o temprano les aumentarán allí los impuestos y tendrán que pagarla ellos perdiendo su inversión. Así no invierten en innovación y los mejores talentos del país desinvierten el suyo emigrando a otros y todos se empobrecen». La semana pasada, en pleno ferragosto, el Banco de España publicó el dato de que la deuda pública española había alcanzado los 1,57 billones de euros, con «b» de barbaridad», a finales de junio de 2023. La cifra es un nuevo récord absoluto –¿y van?– y representa el 113,1% del PIB. En realidad, la deuda total son unos 1,9 billones, pero como hay deuda entre Administraciones Públicas –sobre todo las autonómicas con la central–, la cantidad se consolida en los 1,56 billones para el cómputo de las normas de la Unión Europea. Casi al mismo tiempo, el Fondo soberano de Noruega, el Norgest Bank Investment Management (NBIM), uno de los mayores inversores del mundo, desglosó sus posiciones a finales de junio pasado.

Para España, lo más notable es que, por primera vez desde 2010 –incluidos los años de la crisis financiera y la prima de riesgo por las nubes– ha dejado de estar entre los diez primeros países en los que el fondo invierte en deuda pública. Llegó a ser incluso el sexto, pero desde 2020 el NBIM ha reducido a la mitad sus posiciones en deuda pública española, al pasar de 5.100 a 2.365 millones de euros. La cifra es mínima con respecto al total de la deuda, pero el cambio de política del fondo noruego, al que inversores de todo el mundo observan en todo momento, puede ser más que significativo, quizá todo un aviso. Los noruegos no detallan motivos, pero los expertos apuntan, sobre todo, a los efectos de la inestabilidad política en España y a que, claro, con una deuda siempre en aumento, si invierten en un país tan endeudado, «aumentarán allí los impuestos y tendrán que pagarla perdiendo su inversión», como explicó el noruego y cofrade de Rioja Kydland.