Menos pesimismo, más medidas

Ya se había advertido: datos malos, pero no catastróficos. El consuelo lo proporciona la sensación de que se está frenando la caída. Hace justo un año el paro registrado avanzaba de forma intermensual casi el doble de lo que lo ha hecho esta vez, con un aumento de 59.434 parados registrados más que en enero. La afiliación, por su parte, ha disminuido en 28.691 efectivos (de nuevo, menos de la mitad de lo que lo hizo en 2012).

En este contexto comparativo, las cosas pueden verse con menor pesimismo que hace un mes. Incluso, si observamos los ritmos de deterioro interanual, puede apuntalarse esta impresión. En efecto, el aumento del 7% (328.124 efectivos) del paro registrado frente a febrero de 2012 está muy lejos de los aumentos de dos dígitos de hace medio año (por encima de los 500 mil efectivos).

Sin embargo, todavía no hemos tocado fondo: la caída anual de la afiliación, relativamente estable alrededor del 4,5% (por encima de los 700 efectivos), da el contrapunto.

En el ámbito de la afiliación, se producen asimismo importantes caídas de la misma en las actividades de comercio y de actividades sanitarias y servicios sociales, pero sorprende el aumento de afiliación en las actividades de administraciones públicas (5.041 afiliados adicionales en febrero) y la moderada caída de la afiliación en las actividades financieras (758 afiliados menos), cuando resulta manifiesta la necesidad de seguir ajustando plantillas en ambos sectores como consecuencia de los ajustes impuestos,respectivamente, por la consolidación presupuestaria y la corrección del exceso de capacidad financiera. Procesos que todavía no han terminado.

En suma, unos datos inmersos en una coyuntura muy particular. No cabe duda de que se están conteniendo los deterioros laborales, en parte, gracias a la apuesta reformista del Gobierno.

Sin embargo, no podemos quedarnos en la superficie, hay que mantener la determinación reformista mostrada hasta ahora, y que está dando resultados. Seguir avanzando en cuestiones tan cruciales como la inserción de los jóvenes en el empleo y los planes de colaboración público-privada en materia de empleo, son esenciales en un momento en el que ya son más de 5 millones las personas que están inscritas en los registros del paro.