Análisis

La necesaria independencia del Banco de España

Hay que abogar por una reforma que obligue a los políticos a esperar 10 años antes de ocupar el puesto de gobernador. A Escrivá no le falta preparación, pero ha enterrado su prestigio y conocimientos bajo la política

Economía.-(AMP) Escrivá prevé un efecto "moderado" de aranceles en España pero teme las cláusulas del acuerdo
El gobernador del Banco de España y exministro socialista, José Luis EscriváEuropa Press

A hora parece que hay un intento para alargar la duración del mandato como gobernador del Banco de España y extenderlo a ocho años. Sobre el papel, el alargar los nombramientos, siempre que no sean renovables, dota de independencia al puesto, ya que al no poder renovar no tiene que complacer a nadie y cuanto más largo sea el mandato, mayor independencia se consigue, al poder estar con varios gobiernos. Además, alargar el mandato puede hacer que un gobernador saliente pueda encontrar más fácilmente acomodo en una prestigiosa institución internacional, ya que ese plazo parece que acompasaría mejor los tiempos nacionales con los internacionales. Por tanto, eso no tendría por qué ser malo.

Ahora bien, eso debe ir acompañado de una reforma que evite la discrecionalidad del presidente del Gobierno a la hora de nombrar gobernador y que impida que un político pueda optar a dicho puesto, pues la independencia que se pretende aumentar por un lado se perdería por el otro. Así, por ejemplo, el nombramiento de Escrivá como gobernador del Banco de España fue polémico, pues nombrar a Escrivá suponía un ataque frontal a la independencia del Banco de España, al llegar directamente del Consejo de Ministros. De esta manera rompía la independencia que tiene que imperar en los máximos cargos de todo banco central, por mucho que ahora sea una delegación del Banco Central Europeo, pero no deja de ser parte del mismo y su independencia es esencial. Por eso, dichos mandatos suelen ser largos y no renovables, para preservarlos de la influencia política a cambio de pactar el seguir en el cargo. Tampoco sirve tratar de poner como ejemplo a los cargos del BCE, porque la presión política tiene menos fuerza a nivel de Comisión Europea y queda muy diluida la que pueda ejercer cada gobierno de manera

individual.

En el actual Banco de España impera el miedo y el férreo control, siendo una extensión más del Gobierno

Ese candidato a Gobernador no era, por ello, aceptable, simplemente porque siempre que se ha nombrado a un político en el Banco de España, la independencia ha quedado mermada o la gestión no ha resultado eficiente, como sucedió con el mandato de MAFO. A Escrivá no le faltan ni conocimientos, ni experiencia ni CV para ello, porque esos importantes requisitos los cumple, aunque la soberbia en muchos casos le hace creerse más inteligente de lo que es y considerar al resto como ignorantes, erróneamente. Pero no se trata de un problema de déficit de preparación. El problema de Escrivá es que hace tiempo que enterró esos conocimientos, su prestigio y el predominio de los argumentos técnicos debajo de la política.

Esos temores se han materializado, ya que hemos pasado de un Banco de España despolitizado a otro en el que parece que impera mucho miedo y un férreo control sobre todos sus integrantes, de manera que da la sensación de que es una extensión más del Gobierno, como el CIS, como cada día lo parece más –desgraciadamente– el INE, y como ahora hemos visto que afecta, también, al Banco de España. La presentación del último informe anual hace unas semanas, al parecer mutilado en cerca de cien páginas, desembocó en la dimisión del Director General de Economía, el Sr. Gavilán, que tanto prestigio había dado a la

entidad.

Tras el mandato de Pablo Hernández de Cos el Banco de España recuperó muchísimo prestigio, con una gestión impecable y un conocimiento competencial enorme, que hizo que entre los antiguos bancos centrales nacionales de la zona euro fuese muy valorado, con un servicio de estudios independiente y del máximo nivel.

Ahora, todo eso parece echarse por tierra con el mandato del actual gobernador, que podría parecer que sigue actuando como si todavía fuese ministro, que podría hacer que el Banco de España, en lugar de independencia, tuviese una ejecutoria completamente política, partidista y populista durante su mandato. Para esos puestos hay que nombrar a profesionales, a técnicos que no sólo tengan conocimientos, sino que no estén viciados por la política, al menos, por un desempeño en puesto político reciente.

Por eso, hay que abogar por una reforma que impida que los políticos puedan ocupar el puesto de gobernador, al menos no sin antes esperar una década. Con ello y las otras medidas se ganaría en independencia, pero mientras lo siga nombrando el Gobierno sin restricciones, dependeremos entonces del buen juicio que tenga el que lo elija.