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«No conocía Marsans ni para hacer sugerencias»

El expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, y el empresario valenciano Ángel de Cabo han llegado a la Audiencia Nacional a las 8.43 horas en un furgón policial para ser interrogados por el juez Eloy Velasco por la ocultación de bienes para pagar a los acreedores de Marsans. Díaz Ferrán declaró en marzo que «en toda la larga historia» del grupo «nunca» asumió tareas ejecutivas

La Razón
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El ex propietario del Grupo Marsans -que hoy será interrogado por el juez Eloy Velasco- declaró el pasado 7 de marzo en la Audiencia Nacional que, pese a estar al frente de la empresa de viajes durante casi 30 años, sus conocimientos sobre su gestión eran tan escasos que ni siquiera le permitían hacer sugerencias. En su comparecencia ante el juez Santiago Pedraz y el fiscal Daniel Campos en relación a la supuesta apropiación indebida de 4,4 millones de euros procedentes de los clientes antes de que la compañía se declarara en quiebra en junio de 2010, Gerardo Díaz Ferrán dejó claro que él no tomaba las decisiones en Marsans. Hasta en 14 ocasiones reiteró (durante los 52 minutos del interrogatorio) que no estaba al tanto del «día a día» de la empresa y que las labores ejecutivas no eran de su incumbencia, sino de su socio, ya fallecido, Gonzalo Pascual. «Nunca he intervenido para nada en las decisiones de Viajes Marsans durante toda la larga historia en la que he sido accionista; yo era consejero y consejero delegado y nunca he llevado ninguna labor ejecutiva, y mucho menos el día a día, y por tanto, no tenía tampoco conocimiento de la compañía para poder dar ni siquiera sugerencias», aseguró al juez el empresario.

En la declaración judicial -a la que ha tenido acceso LA RAZÓN- Díaz Ferrán afirmó que no tenía tiempo para dedicarse a esas tareas, que estaban en manos de su socio, «en el que confiaba y confío plenamente», debido a que la CEOE (en esas fechas era presidente de la patronal) «ocupaba el 70 por ciento de mi tiempo».

Díaz Ferrán pormenorizó al magistrado la situación que les llevó a él y a Pascual a vender el grupo a la sociedad Posibilitum Business de Ángel de Cabo (ahora también investigado en la causa que instruye el juez Velasco), según él sin otra contraprestación que hacerse cargo «de la deuda que teníamos», que fijó en 600 millones. Y eso que menos de un año antes, en agosto de 2009, Orizonia había ofrecido por el grupo Marsans 300 millones, según reconoció también el propio Díaz Ferrán. En esas fechas, aseguró, «ya habíamos tomado la decisión de vender».

¿Cómo pasó una próspera empresa de viajes con unas ventas de 1.500 millones al año a acumular una deuda de 600 y terminar acogiéndose al concurso de acreedores? El ex presidente de la CEOE explicó en su comparecencia de marzo que en la época de vacas gordas Marsans ingresaba en temporada invernal entre tres y cuatro millones de euros diarios (con picos más altos durante la campaña navideña), unas cifras que se disparaban hasta los 14-15 millones al día en verano. Pero, añadió, la decisión de un juez inglés de decretar, en diciembre de 2009, el embargo de los aviones de Air Comet (la línea aérea del grupo) supuso «una auténtica tragedia» que generó «más desasosiego» entre sus acreedores en un escenario en el que afrontaban ya «dificultades» por culpa de la crisis económica.

«Un descalabro absoluto»

En enero de 2010, el consejo de administración fue sustituido por una administración solidaria asumida por Díaz Ferrán y Pascual porque, con los acreedores llamando a la puerta del grupo, la decisión sobre la venta ya tomada y con acuciantes problemas de tesorería «era más operativo para el día a día tomar decisiones sin tener que pasar por el consejo».

Tras un acuerdo con los bancos para conseguir un crédito de 30 millones, un nuevo jarro de agua fría cae sobre Marsans -relató Díaz Ferrán al juez- en abril de 2010, cuando la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) les exigió un aval de 24 millones «para poder seguir vendiendo billetes de avión». Con la línea de crédito bancaria agotada y las propiedades hipotecadas, se lamentó, no pudieron hacer frente a esa reclamación que tachó de «incomprensible». Marsans se asomaba al precipicio. En mayo, las ventas cayeron un 80%, «un descalabro absoluto». «La compañía que vendíamos era una compañía sin ventas, desgraciadamente».

Díaz Ferrán se refirió a la irrupción de Posibilitum casi como a la de un ángel salvador. «Mostraron más interés que los demás», dijo. Incluso mandaron de 20 a 30 personas que, «en tres o cuatro días, analizaron la empresa entera». El 9 de junio de 2010 se cerró la venta. «Durante todo el proceso no he tenido labores ejecutivas», recalcó, antes de precisar que «mi socio de cuarenta y tantos años ha sido siempre presidente y el que llevaba las decisiones ejecutivas».

Respecto al salario de 187.000 euros que, según Jesús Pombo, director general de Viajes Marsans designado por la administración concursal, cobraron por anticipado Díaz Ferrán y Pascual antes de que la empresa entrara en concurso de acreedores, el ex presidente de la CEOE negó la mayor. «Ese salario yo no lo cobro. No me lo he llevado nunca. Ni ha entrado en mi cuenta». Según él, se destinó a pagar a un proveedor, West Fargo.

«Yo he estado avalando todo lo que me decía mi socio que había que avalar», asegura Díaz Ferrán en otro momento de la declaración a preguntas del fiscal Campos.

Respecto a las 70.000 reclamaciones de clientes de Marsans dijo no saber nada y sobre el destino del dinero que desembolsaron afirmó que se destinó a pagar nóminas, a proveedores y a la Seguridad Social, «como se ha hecho siempre».

Hoy, segundo asalto.