
Agricultura
La nueva PAC encarecerá aún más los alimentos
El BCE calcula que en España los precios han subido el 34% desde la pandemia y la situación puede empeorar con el recorte de ayudas europeas al campo

La semana pasada coincidieron dos hechos noticiables que están más relacionados entre sí de lo que pueda parecer y que, además, son importantes de cara al futuro del campo español y también para los intereses de los consumidores. El primero es el informe hecho público por el Banco Central Europeo (BCE) en el que alerta de la importante subida de los precios de los alimentos que se ha registrado desde finales de 2019 en el conjunto de la zona euro y también de la Unión Europea (UE). En el caso concreto de España, el encarecimiento ha sido del 34% tras la pandemia. Las subidas oscilan entre el 20% anotado en Chipre, hasta el 57% de Estonia. En Francia el incremento ha sido del 27%, en Italia del 2%, en Grecia del 30%, en Portugal del 32% y en Alemania del 37%, por citar tan solo algunos de los Estados miembros. Estas cifras vienen a confirmar lo que ya habían advertido numerosos expertos a lo largo de los últimos años: que la época de alimentos baratos se ha terminado, por lo menos a corto plazo, porque esta tendencia se va a mantener con carácter general en los próximos meses.
La segunda noticia viene dada por el rechazo de los ministros de Agricultura de la UE, que se reunieron en Bruselas hace una semana, a las propuestas que presentó la Comisión Europea en julio sobre el Marco Financiero de la UE para 2028-34, que recoge un importante recorte del dinero destinado a financiar la PAC, y sobre una nueva reforma de esta última. Las críticas de los ministros a las medidas planteadas por Bruselas fueron durísimas. Por ejemplo, el italiano habló de liquidación de la PAC tras más de 60 años de vida. También alertaron, no solo de la reducción del dinero, sino de la pérdida de su independencia, ya que los fondos que se destinen a financiar la PAC dejarán de ser sagrados, como hasta ahora, porque se meterán en una especie de saco común con otros instrumentos financieros (regionales, sociales y de cohesión) y podrá haber trasvase entre los mismos.
Por si todo lo anterior no fuese suficiente, se alerta de la renacionalización de esta política, que va a perder la «C» de común, si finalmente los Estados –la decisión final corresponderá a la Cumbre Europea– y el Parlamento Europeo aprueban las medidas planteadas por Bruselas. Y, ¿dónde está la estrecha relación de ambas noticias? Entre los objetivos de la PAC destacan los siguientes: garantizar la producción y el abastecimiento de alimentos a precios que sean remuneradores para los agricultores y ganaderos y, a la vez, que resulten asumibles para los consumidores.
Tradicionalmente se tiende a ver la PAC como una política que apoya solo a los productores y se olvida a la otra «pata» importante, como es la de los beneficios que aporta a los consumidores en forma de precios asequibles. En los últimos años ya no ha sido así, como lo demuestra la subida de precios de los alimentos constatada por el BCE. Ello se ha debido a factores externos, como la pandemia o la invasión de Ucrania por parte de Rusia, pero también a otros internos, como las sucesivas reformas de la PAC, que han ido encaminadas a desincentivar la producción. Pues bien, ahora resulta que, con las nuevas propuestas de la Comisión para el periodo 2028-34 se va en esta misma línea, que además se acentúa, por lo que es previsible que se recorte la producción de algunos alimentos como consecuencia del abandono de la actividad agraria, lo que provocaría bajadas de la oferta en la UE, frente a una demanda creciente. En resumen, que podría haber más subidas de precios.
Resulta cuando menos curioso que la UE haya decidido aumentar el gasto en política de defensa, que se ha convertido en estratégica, para hacer frente a la nueva situación geopolítica y que, en paralelo, la Comisión Europea haya decidido plantear un recorte en los fondos de la PAC, como si esta política ya no fuese estratégica.
En este contexto habrá que recomendar a los de Bruselas que reflexionen un poco y comprueben que los europeos siguen comiendo todavía varias veces al día y que alimentar a la población es un factor estratégico de primer orden. Así lo entienden por ejemplo países como Estados Unidos y los dos más poblados del planeta, como la India y China. Este último tiene en su poder una gran parte de las existencias físicas mundiales de trigo y de maíz.
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