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Nueva York no contagia

La Razón
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La mirada está puesta en Wall Street. A una semana de la celebración del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos (el jueves 28), el Ibex no tiene otra guía espiritual que lo que suceda al otro lado del Atlántico. Y para eso tiene que esperar a la apertura del mercado neoyorquino, cuando apenas quedan un par de horas de sesión en Europa. Las justas para que todo se amplifique o se deteriore. Ayer, como en toda la semana, los mercados no tienen referencias sobre las que justificar sus decisiones de inversión. Ocurre siempre en las segundas quincenas de cada mes. Esa soledad hizo que el principal indicador de la bolsa española perdiera incluso la frontera de los 9.500 puntos. Al cierre, las ventas se impusieron a las compras y la sesión se saldó con una caída del 0,42%, sólo superada por otras dos bolsas periféricas, Milán y Lisboa. En los otros grandes mercados, ni fu ni fa. Una jornada para olvidar. Los inversores sólo están pendientes de los máximos del Dow Jones, que han dejado de ser históricos para convertirse en rutinarios. Mientras en Madrid los 10.000 puntos han pasado a convertirse en una utopía, en Nueva York los 16.000 ya son historia.