Opinión

Otra de coros y danzas de Luis Planas

Planas crea una Secretaría de Estado de Agricultura y Alimentación, y le quita las competencias en materia de agricultura y alimentación

El ministro de Agricultura, Luis Planas
El ministro de Agricultura, Luis PlanasOLIVIER HOSLETAgencia EFE

¿Cómo explicar que el Gobierno, en general, y Luis Planas, en particular, hayan decidido crear, dentro del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, una Secretaría de Estado de Agricultura y Alimentación, para, acto seguido, quitar a la misma las competencias en materia de agricultura y alimentación?

Pues eso es lo que ha pasado, ni más, ni menos. La citada Secretaría de Estado, que todavía no tiene titular, se quedará solo con las competencias sobre desarrollo rural, mientras que las competencias claves en materia de política agraria y alimentación, estarán, como hasta ahora, en una Secretaria General, con su correspondiente responsable, que dependerá directamente del ministro.

Ha quedado tan vacía de contenido la nueva Secretaría de Estado de Agricultura y Alimentación, que ya es conocida en el departamento de Luis Planas como Secretaría de Estado de Coros y Danzas, a la que algunos añaden también «Teleclub».

Puestos a buscar explicaciones a esta incongruencia, hay una que podría arrojar algo de luz al desaguisado. Planas optó en esta ocasión por luchar para que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación tuviese una Secretaría de Estado, ya que desde que Sánchez llegó al poder y él es el ministro, era el único departamento que no contaba con ella.

El segundo paso era que el titular de la misma iba a ser su fiel escudero Fernando Miranda, un técnico al frente de la Secretaría General de Agricultura y Alimentación. Sin embargo, esto no lo consiguió, porque desde Moncloa y el PSOE quieren políticos que se dediquen a la venta de humo, si llega a ser necesario, y Miranda no da ese perfil.

Visto todo lo anterior, Planas ha decidido descafeinar las competencias de la Secretaría de Estado y dejarla reducida a la mínima expresión. Ahora solo falta comprobar en las próximas semanas qué mujer ocupa el puesto, para ver si lo nombra Planas o se lo imponen. Y es que, cada día que pasa, parece que el ministro pinta menos en el equipo gubernamental y que la que parte el bacalao de verdad es la «jefa», es decir, Teresa Ribera, la ministra de casi todo, con permiso, por supuesto, de Bolaños.