El pacto oculto de Sánchez y Puigdemont que va a costar miles de euros a cientos de miles de hipotecados

Zygmunt Bauman (1925-2017, premio Príncipe de Asturias, alcanzó una fama tardía con sus teorías sobre el mundo y la sociedad líquidas. Casi al mismo tiempo teorizó sobre los «daños colaterales», término originado en el lenguaje militar, y que para el pensador suponen «una desigualdad existente de derechos y oportunidades». Los pactos alcanzados entre Junts y el Gobierno la semana pasada para sacar adelante dos Reales Decretos Leyes pueden provocar también daños colaterales que, hasta ahora, han pasado inadvertidos incluso para sus protagonistas.

Un bufete de Bilbao, dirigido por José Montero, sostiene que la supresión del artículo 43 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, acordada entre las gentes de Puigdemont y las de Sánchez, «afectaría muy negativamente a cientos de miles de afectados por el índice IRPH (Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios). El letrado entiende que la supresión de ese artículo –que todavía sigue vigente hasta que se cambie la ley– provocaría que no se suspenderían los procedimientos ya iniciados del reclamación del índice IRPH. Es decir, obligaría a continuar el procedimiento, antes de que el TJUE (Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea) se pronuncie –como suele ocurrir–a favor de los afectados por dicho índice. Ahora, el citado artículo 43 permite suspender el procedimiento, pero su eliminación, claro, cambiaría la situación. El asunto es muy técnico y es más que probable que ni Junts ni el Gobierno cayeran en la cuenta, cuando pactaron con urgencia, en los daños colaterales de ese acuerdo. También es más que probable que muchos de los que se puedan ver afectados en el futuro, si el cambio de la ley siguiera adelante, relacionen el asunto con los deseos de los «indepes» de hacerse un traje a su medida para garantizar el blindaje a la amnistía, que el Gobierno de Sánchez retrasará, pero también acabará por conceder. Y es que siempre hay riesgos y cientos de miles de hipotecados pueden verse afectados. «En apariencia, los riesgos son neutrales y no apuntan a un blanco determinado, por lo que sus efectos son azarosos; sin embargo en el juego de los riesgos, los datos están cargados», escribe Bauman en su librito «Daños colaterales».