Pensiones
Pensiones: el elefante en la habitación de Escrivá y por qué sólo explotará cuando haya otro Gobierno al que culpar
Los expertos defienden que en 2025 harán falta 14.000 millones más, lo que implicará recortes de pensiones o subir de nuevo las cotizaciones, mientras el ministro asegura que todo está controlado
Fiódor Dostoievski (1821-1881), el autor de «Crimen y castigo» y uno de los gigantes de la literatura universal, fue el primero en usar la expresión «el elefante en la habitación» para describir una situación en la que hay algo tan evidente que nadie lo ve o quiere verlo. En realidad, era una adaptación de una anécdota de un cuento del también escritor ruso Iván Krylov (1769-1874), pero Dostoievskyi se llevó la gloria, sobre todo desde que los anglosajones popularizan la expresión a mediados del siglo pasado. Hoy abundan los elefantes en las habitaciones y son tantos los que no los perciben como los que no quieren hacerlo. El inefable ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, que aspira a suceder a Nadia Calviño si al final la «vice» es nombrada presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), tiene en su despacho el enorme, gigantesco, elefante de la sostenibilidad el sistema de pensiones español que, para él, no parece ser un problema.
En octubre, según los datos publicados ayer, la nómina mensual de las pensiones alcanzó otro récord, con un total de 12.075 millones de euros. Casi con toda seguridad, la marca volverá a ser superada en noviembre y en los meses sucesivos. Escrivá defiende con entusiasmo que no hay problema con el futuro de las pensiones gracias a su pseudo reforma, que es lo que quiere escuchar su jefe Pedro Sánchez. El lunes, los 15 mayores expertos en pensiones del país, encabezados por Ángel de la Fuente, director de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), pusieron en solfa –con un informe detallado– los números del ministro. Defienden que en 2025 harán falta 14.000 millones más, lo que implicará que haya que recortar prestaciones o aumentar ingresos –es decir, cotizaciones– de empresas y de trabajadores. Más presión sobre las compañías y los salarios. Escrivá hasta ahora ha defendido que todo está controlado. Es quizá el único. Él hace el trabajo que le encargó Sánchez, patada a seguir ahora que el Mundial de Rugby está a punto de terminar, y esperar que el problema explote, porque explotará y con estruendo, cuando haya otro ministro y otro Gobierno a los que culpar de un problema anunciado y retransmitido. Lo vea o no lo vea, quiera o no Escrivá, ahí está el gran elefante que sí percibió Dostoievski.
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