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Pescadilla que se muerde la cola

La Razón
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La Encuesta de Población Activa (EPA) del II trimestre de este año da datos positivos. Desciende el paro (al 22,3%) y aumenta el empleo (hasta 17,8 millones). El Gobierno lo presenta como una evolución positiva y es verdad. La tendencia económica es buena porque esos datos responden a un aumento del Prodructo Interior Bruto (PIB) que se espera que supere este año el 3,5%. El mayor en los países de la zona euro. Pero ¿es suficiente desde el punto de vista político? ¿Será capaz de apuntalar la oferta electoral del Partido Popular? Para muchos demóscopos, que analizan las encuestas electorales, es algo discutible. Por su parte, el Gobierno español indica que la tendencia se puede frenar si la incertidumbre política aumenta.

La subida del empleo es lógica en este segundo trimestre y lo será también en el tercero, máxime cuando en el primer semestre casi treinta millones de turistas han llegado a España, récord histórico, y se espera que ocurrirá lo mismo en el segundo semestre. Pero también es cierto que en ese periodo habrá dos comicios electorales muy importantes: los autonómicos catalanes y los generales. Y las perspectivas son inciertas. Las encuestas no son concluyentes en ninguno de los dos comiciones electorales. Eso retrae la inversión en nuestro país y arroja dudas sobre el crecimiento.

Es una pescadilla que se muerde la cola. La incertidumbre reduce la inversión y eso disminuye la creación de puestos de trabajo y, en consecuencia, la oferta electoral del Gobierno, a la vez que refuerza la de la oposición. Esa situación aumenta la incertidumbre sobre los resultados electorales y pone en duda la continuación de las reformas políticas que según los expertos han ayudado a acelerar el crecimiento económico; por ejemplo, la reforma laboral.

La oposición en pleno anuncia que la anulará si se desplaza al Partido Popular del Gobierno. Si a ello se añade la incertidumbre institucional derivada del desafío soberanista, las dudas de los inversores son razonables.

Así que, para los más de cinco millones de desempleados que todavía hay, su situación depende de cuál será la evolución de las encuestas electorales en los próximos meses. La confianza política es decisiva para la confianza económica y viceversa: lo dicho, una pescadilla que se muerde la cola, los electores tienen la palabra. Tanto en lo que dicen antes de las votaciones a través de las encuestas como en lo que acaben decidiendo en las urnas.