Planes y reforma

Los sistemas públicos y privados en todos los países de la OCDE se complementan y contribuyen a reforzar las prestaciones de los futuros pensionistas. Así, las pensiones públicas cubren el 40% del último salario, mientras que los sistemas privados cubren un 25% adicional. Sin embargo, en España el porcentaje que supone la pensión sobre el último salario es muy superior a la media en los países de la OCDE (el 75% frente al 40%) y los activos de los Fondos de Pensiones representan en torno al 10% del PIB español (97.000 millones de euros), es decir, ocho veces menos que la media de los países de la OCDE.

El escaso peso del sector privado en las prestaciones de pensiones (apenas el 5% de las pensiones percibidas son privadas) se debe, no sólo a la mayor cobertura del sector público, sino también a los hábitos de ahorro de la población española (más centrados en el ahorro inmobiliario).

La reforma fiscal que entrará en vigor en 2015 mantiene los Planes de Pensiones prácticamente como el único instrumento financiero y no financiero (la inversión en vivienda ya no desgrava), con reducción en base imponible.

Además, la introducción de un nuevo supuesto de liquidez para disponer del dinero acumulado de aquellas participaciones (y sus rendimientos) adquiridas con más de 10 años de antigüedad añade una nueva ventaja a los Planes de Pensiones adicional a las ya existentes (seguridad, gestión profesional, diversificación y fiscalidad), y contribuirá a que los más jóvenes puedan invertir en ellos sin el hándicap de la iliquidez a 20 ó 30 años.

Por último, la remisión de una comunicación a los trabajadores mayores de 50 años sobre la pensión estimada en el momento de su jubilación, ayudará, sin duda, a que los españoles puedan tomar decisiones informadas sobre cómo invertir sus ahorros. El desconocimiento generalizado de los ingresos que tendremos en el momento de jubilación supone que no se planifique la jubilación desde edades tempranas y esto es lo que se pretende evitar con esta comunicación.