Sector agrario

El porcino español paga la factura de los coches chinos

Los aranceles chinos al cerdo europeo y el acuerdo UE-Mercosur presionan al campo español, que asume costes de disputas ajenas. De poco ha servido el acercamiento de Sánchez a China. España soportará un arancel del 20%

Alberto Garzón ha puesto a las granjas de cerdos en su punto de mira
Granja de cerdos larazon

El “arancelazo” chino a nuestro porcino y la ratificación del acuerdo comercial entre la UE y Mercosur se han sumado en estos días de inicio del nuevo curso político a los problemas comerciales derivados de la guerra comercial con Estados Unidos. Ese trío de asuntos han vuelto a poner de manifiesto que el campo europeo, incluido el español, está sometido a circunstancias externas y que puede terminar pagando la factura de problemas que inicialmente han surgido en otros sectores, como puede ser el del automóvil, por ejemplo. Es lo que ha sucedido con China, el primer mercado de exportación para el porcino español. Desde Pekín anunciaron el pasado viernes la aplicación de aranceles como resultado de una investigación puesta en marcha tras la imposición de medidas de este tipo a la entrada en el mercado comunitario de vehículos eléctricos procedentes de China, lo que no gustó allí.

Por lo que se ve, de nada ha valido el giro a favor de los intereses chinos que ha dado durante los últimos años la política exterior española. El presidente del Gobierno estuvo allí la primavera pasada; el ministro de Agricultura también viajó a Pekín y es muy conocido que Rodríguez Zapatero es el mejor introductor de embajadores que tienen los intereses de China en España y viceversa, aunque en esta ocasión haya servido para bien poco. Según las medidas anunciadas por el Ministerio de Comercio de China, se impondrán aranceles provisionales a las importaciones de carne y otros productos derivados del porcino procedentes de la UE a partir del miércoles. Esas tasas podrían ser de hasta el 62,4%, aunque en el caso de España serían del 20% en líneas generales, ya que las empresas cárnicas españolas han colaborado en la investigación previa abierta por las autoridades de Pekín. En diciembre se sabrá si esos aranceles provisionales se convierten en definitivos, si se eliminan o si se aplican otros porcentajes.

Desde la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor) y desde la industria cárnica agrupada en Anice aseguran que esta decisión tendrá, sin duda, impacto en el sector del cerdo español, aunque todavía es pronto para hacer una evaluación precisa y comprobar la capacidad de las empresas para afrontar este coste adicional. Además, también hay que comprobar cómo quedan los principales competidores españoles europeos en el mercado chino y los beneficios que se derivarán para otros exportadores extracomunitarios de esta medida. En cualquier caso, tanto la UE en general y España en particular perderán competitividad frente a los países terceros exportadores de porcino, que no tienen este conflicto con China. Desde Anice han destacado, por su parte, que “es un desenlace que no esperábamos y, sin duda, no son buenas noticias. A las dificultades propias del mercado chino, donde la sobreoferta de producción nacional, motivada por la caída del consumo, se suman ahora diferenciales que reducen la competitividad de nuestras empresas en ese mercado”.

Por otro lado, la semana pasada la Comisión Europea anunció que presentaba toda la documentación para iniciar el proceso de ratificación del acuerdo alcanzado a finales del año pasado con Mercosur. España siempre ha sido, junto a Alemania, uno de los Estados miembros que más ha defendido este pacto; el PP también apoya la ratificación del convenio, aunque pide que se adopten medidas para compensar a los sectores afectados. Desde el punto de vista del campo hay intereses contrapuestos. Por un lado, están los que en teoría saldrán beneficiados como son las exportaciones de vino, de aceite de oliva y de ciertos derivados lácteos. En el otro se encuentran los que resultarán perjudicados, con el vacuno de carne y los cítricos en cabeza. En el caso del primero, porque se otorgarán más facilidades a la entrada de este producto procedente de los cuatro países (Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil), que se suman a otras medidas similares otorgadas a otras naciones. En el caso de los agrios preocupan también las concesiones y, sobre todo, la posible llegada de plagas con el aumento de las importaciones.

Para facilitar la ratificación del acuerdo, la Comisión Europea ha decidido dividir el contenido y aislar la parte estrictamente comercial del resto. El citado capítulo solo necesita la ratificación del Consejo de Ministros de la UE y del Parlamento Europeo y no la de todos y cada uno de los Estados miembros. Además, para facilitar las cosas ha anunciado una serie de medidas adicionales que se pondrían en marcha en caso de perturbación de los mercados. Si en el caso del sector agrario hay productos beneficiados y perjudicados, en el de la industria, incluidos los coches, el balance es positivo.