Balance de 2023
La productividad y la inversión se hunden a pesar del avance del PIB
Las empresas invirtieron casi un 5% menos en 2023 y la productividad encadena tres trimestres de retroceso. El parón del consumo privado adelanta el frenazo en 2024
La economía española cerró el ejercicio 2023 con luces y sombras en sus cifras de la Contabilidad Nacional que hizo ayer público el INE. Resulta irrebatible que el impulso de la maquinaria española es el mejor de los países de nuestro entorno –muy por encima de socios como Francia (0,9%) o Italia (0,1%), y a años luz de Alemania, en plena recesión (-0,3%)–, tras elevarse el 2,5%, pero eso es menos de la mitad del avance registrado en 2022 (5,8%). Pese a ello, es una décima más de lo previsto por el Gobierno y por la mayoría de los organismos de análisis, incluido el Banco de España, que se han quedado cortos.
Sin embargo, este crecimiento se ha sustentado en la resistencia del consumo de los hogares –pese a la inflación y la subida de tipos– y en el aguante de las exportaciones –en un contexto geopolítico de incertidumbre–. Así, la demanda nacional –consumo e inversión– contribuyó con 1,7 puntos al crecimiento del PIB de 2023, aunque son 1,2 puntos menos que un año antes, mientras que la demanda externa –exportaciones menos importaciones– aportó 0,8 puntos, con una importante caída de 2,1 puntos respecto a 2022.
De esta manera, aunque la economía española encadenó su tercer crecimiento anual consecutivo, el de 2023 ha sido el más moderado del trienio: en 2021, el PIB avanzó un 6,4%; en 2022 creció un 5,8% y en el cierre de 2023 ha ralentizado más aún su marcha, hasta el 2,5%. Eso sí, el PIB a precios corrientes ha alcanzado un valor de 1,462 billones de euros, un 8,6% superior al de 2022.
Mejor de lo esperado
Los analistas no esperaban el acelerón final dado en el cuarto trimestre por el crecimiento, que fue del 0,6%, dos décimas más que el trimestre previo, sobre todo porque se ha logrado gracias a la recuperación de las exportaciones y en detrimento del consumo privado, y porque el INE también ha revisado al alza los avances trimestrales hasta junio (al 0,5%) y entre julio y septiembre (al 0,4%).
Este avance trimestral fue posible a pesar del estancamiento del consumo de los hogares, que apenas subió el 0,3%, casi un punto menos que en el tercer trimestre (1,2%). Las exportaciones se recuperaron y aumentaron un 2,9%, mientras que las importaciones avanzaron el 2,7%, con incidencia en todos los grandes sectores de actividad, que registraron incrementos trimestrales: del 5,3% para las ramas primarias, del 2,4% en el caso de la industria (1,1% para la industria manufacturera), del 0,6% para la construcción, y del 0,2% para los servicios. En cuanto a la tasa interanual, el cuarto trimestre mostró un crecimiento del 2%, una décima más que en el trimestre precedente (1,9%).
Alerta
Sin embargo, otros índices alertan sobre el parón que ya se vislumbra en el horizonte. La inversión empresarial se desplomó un 4,8% y se mantiene como la única variable de la demanda interna que aún no ha recuperado los niveles previos a la pandemia. Además, la productividad por puesto de trabajo retrocedió una décima en el trimestre, encadenando tres trimestres en negativo, en tanto que la productividad por hora efectivamente trabajada cedió también un 0,1%.
Por ello, la patronal CEOE alertó ayer de que, aunque el crecimiento económico se ha acelerado en el cuarto trimestre al 0,6%, no se puede hacer una valoración positiva «si se analiza la composición del crecimiento», tanto por el hundimiento inversor como por la ralentización del consumo privado, que está en los mismos niveles que a finales de 2019. La patronal destacó que el inicio de 2024 «sigue marcado por una incertidumbre elevada», pese a reconocer que la mejora de la actividad podría elevar su previsión de crecimiento para este año «ligeramente por encima del 1,5%».
Desde el Gobierno se muestran confiados en el mantenimiento de este «buen comportamiento», por lo que no cambia su objetivo de crecer este año el 2%. Economía cree que la retirada de medidas anticrisis puede añadir «una décima en algún trimestre o mes» al IPC, pero ve «inercia a la baja» que lo compensará.
Ayer también se hizo público por Eurostat el PIB de la zona euro, que evitó finalmente la entrada en recesión técnica –que implica dos trimestres consecutivos de caída de la actividad–, después de que en el cuarto trimestre la economía se estancase, tras la contracción del 0,1% del tercer trimestre. En el conjunto de la Unión Europea, la actividad también se paralizó en el cuarto trimestre, después de la contracción del 0,1% del tercer trimestre, evitando así también su entrada en recesión técnica. En comparación con el cuarto trimestre de 2022, el PIB de la zona euro creció un 0,1%, mientras que el de los Veintisiete avanzó un 0,2%.
Entre los países de la eurozona, el mayor ritmo de crecimiento en el cierre del año correspondió a Portugal, con un 0,8%, por delante de España, con un 0,6%, y de Bélgica y Letonia, ambos con un 0,4%. Los peores fueron Alemania y Lituania, con un -0,3%.
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