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¿Quién paga la fiesta de los populistas?

En España, pese a todo el desembarco de fondos comunitarios, apenas creceremos un 2,3% este año y un 1,9% el año que viene, según el Banco de España

La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, asiste al pleno del Congreso de los Diputados celebrado este miércoles.
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda DíazMariscalAgencia EFE

Los empresarios están en pie de guerra. A ambos lados del Atlántico, en Colombia y en España, gobiernan dos populistas de manual. Aquí, hace tiempo que el diálogo social ha saltado por los aires y todos los «acuerdos» se decretan entre los sindicatos y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, la fracasada lideresa de esa entelequia llamada «Sumar». El mismo lapso que llevamos con una reforma laboral absurda que solo ha servido para enmascarar como «trabajadores inactivos» –que no computan como desempleados, aunque estén cobrando el paro– a más de 600.000 personas vinculadas al empleo estacional. A eso se dedican los populismos, a fabular, cuando no a mentir abiertamente. Como cuando el pasado fin de semana la candidata socialista a las europeas y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, declaró que el PP había perdido las elecciones europeas, mientras ellos se habían mantenido.

Ahora la situación se replica en Colombia, donde la patronal ANDI, la mayor del país, denuncia ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que el Gobierno de Gustavo Petro pretende reanudar el debate de importantes reformas económicas «ignorando completamente el diálogo social». Al parecer, el Gobierno de Petro está tratando de imponer ideas perniciosas incluso para el empleo, los propios trabajadores, los pensionistas, la formalidad y la productividad. Los empresarios, el pilar del progreso en cualquier modelo capitalista, equivalente a democrático, denuncian que Petro ha desmantelado un sistema de diálogo tripartito que llevaba vigente 30 años en tan solo 22 meses. Si hay algo que los populistas y antidemócratas no entienden es que los acuerdos son necesarios, sobre todo cuando la fiesta la paga otro, en este caso los empresarios. De lo contrario, a Colombia le irá mal. Como a España, donde pese a todo el desembarco de fondos comunitarios apenas creceremos un 2,3% este año y un 1,9% el año que viene, según el Banco de España, pero con una inflación del 3% que hace imposible que nadie note mejoría alguna. Y eso con una economía dopada hasta las trancas. Normal que el Banco Mundial apenas ofrezca un 1,3% de crecimiento para Colombia en 2024 y un 3,2% en 2025, lejos del 5% que se espera para la Argentina de Milei.