España
Reformas imprescindibles
A lo largo de este durísimo ejercicio hemos ido transitando desde el escepticismo sobre el futuro de nuestra economía, a la actual convicción de que España tiene una oportunidad de reflotar, gracias a los frutos del esfuerzo realizado a través de los ajustes y las reformas.
Ajustes para enderezar las distorsiones y desequilibrios macroeconómicos acumulados en forma de déficit, deuda pública y privada, y reformas, para crear las condiciones que permitan a nuestro país volver a competir en un entorno como el actual, y generar confianza de nuevo.
Aprovechar esta oportunidad y consolidar durante 2014 la confianza hacia dentro y hacia fuera, exigirá en primer lugar liderazgo y sentido común por parte del Gobierno, para profundizar en reformas imprescindibles como la de las Administraciones Públicas, la educativa o la energética, y acometer actuaciones sectoriales claves como la estrategia aeroportuaria y de conectividad aérea, claves para la competitividad de nuestro turismo.
Y es que, como representante del sector turístico, debo reivindicar un mayor esfuerzo y compromiso del Gobierno con una industria que ha resistido los embates de la crisis mejor que otros, pero acumula grandes distorsiones que lastran su competitividad, y donde la dualidad entre el segmento vacacional–dependiente de los mercados extranjeros– y el urbano, deprimido por su mayor exposición al turismo nacional, sigue acrecentándose.
Aunque el sector urbano mejorará a medida que lo haga el consumo y la economía real, el futuro de todo el sector pasa, internamente, por recuperar la rentabilidad (lastrada por la presión fiscal, la histórica rigidez laboral, la obsolescencia de parte del producto, y la inseguridad regulatoria y fiscal), combatir la estacionalidad, y consolidar las mejoras de productividad logradas durante la crisis.
De cara al exterior, las claves serán potenciar la marca España, atraer a los mercados emergentes, y fidelizar a aquellos turistas ganados a costa de los problemas en el Norte de África.
Para ello, también los empresarios debemos apostar por nuestras marcas e invertir en la mejora de nuestros productos y nuestros destinos, y apoyar el cambio de modelo turístico necesario para competir vía calidad y no vía precio, con destinos de playa baratos y emergentes.
En definitiva, 2014 puede y debe ser un año clave para recuperar el terreno perdido, con el turismo como un motor esencial de esta recuperación, pero ello exigirá valentía para rectificar aspectos como la asfixiante presión fiscal o la deriva turística de Madrid, una leal colaboración entre los sectores público y privado, y un serio compromiso con el sector por parte de todos los actores.
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