UE

Sánchez asumirá más presión sobre el déficit y perderá fondos estructurales para asegurar la presidencia del BEI para Calviño

El PP denuncia en Bruselas que el presidente secunda la postura de Alemania con las reglas fiscales y mermará de ayudas estructurales como contraprestación al apoyo

MADRID, 27/07/2023.- La vicepresidenta del Gobierno de España, Nadia Calviño, preside el acto de descubrimiento del retrato del exministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes este jueves, en la sede del ministerio de Economía de Madrid. EFE/ Rodrigo Jiménez
MADRID, 27/07/2023.- La vicepresidenta del Gobierno de España, Nadia Calviño, preside el acto de descubrimiento del retrato del exministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes este jueves, en la sede del ministerio de Economía de Madrid. EFE/ Rodrigo JiménezRodrigo JiménezAgencia EFE

La decisión sobre quién ocupará la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI) se conocerá esta semana. Será a primera hora del viernes, cuando durante el desayuno programado los representantes de los Estados miembros aborden esta decisión, para confirmar si, como propone Bélgica tras consultar a las capitales, es la ministra de Economía española, Nadia Calviño, la candidata con más apoyos para suceder al alemán Werner Hoyer.

La resolución final del deshoje de la margarita tendrá mucho que ver con la reunión que hoy mantengan los ministros de Economía de la Unión Europea (UE), que intentarán lograr un acuerdo sobre las nuevas reglas de disciplina fiscal en base a una propuesta de la presidencia española que asume el planteamiento de Alemania de exigir recortes anuales de la deuda a los países más endeudados. En concreto, plantea que los países que superen el umbral de deuda del 60% del PIB tengan que hacer una reducción media anual mínima de un punto porcentual del PIB cuando el ratio supere el 90 % del PIB y de 0,5 puntos cuando se encuentre entre el 60% y el 90%, durante todo el periodo de ajuste.

Fuentes comunitarias entienden que esta posición blanda en la propuesta española es una cesión más ante la necesidad del voto germano para que Calviño tenga asegurada buena parte de la butaca. Pero ésta no es la única ventaja que ha dado el Gobierno español para lograr ese puesto. En el canje estaría implicada la pérdida de la sede española de la Agencia Antiblanqueo de Capitales en favor de Alemania –o incluso de Francia–, cuando Madrid era la más firme candidata a acogerla.

Asimismo, crece el temor de una posición laxa de Sánchez en la revisión del Presupuesto comunitario, ampliando la manga ancha para el posible recorte de Fondos Estructurales asignados a nuestro país en el periodo 2020/2027. Fuentes del PP en el Parlamento Europeo recuerdan que España continúa en el furgón de cola en cuanto a la ejecución de estos fondos, así como a los correspondientes al Mecanismo Europeo de Recuperación. «Una mala negociación o el sacrificio a los intereses personales del tándem Sánchez-Calviño podría poner en riesgo hasta 11.000 millones de euros», advierten.

Estos movimientos se unen a los que ya dio el Ejecutivo para buscar los primeros apoyos, cuando tuvo que acceder al descarte de la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, como presidenta del Consejo de Supervisión del BCE. Además, el nombramiento de Calviño al frente del BEI –al no ser un nombramiento de escala máxima– no obstaculizaría la pretensión de Pedro Sánchez de postularse a la presidencia del Consejo Europeo una vez que deje las riendas del Ejecutivo español.

Si finalmente se confirma la salida de Calviño del Gobierno –si es elegida tendría que incorporarse antes del 31 de diciembre, fecha límite en la que el alemán Werner Hoyer ha anunciado su jubilación–, Sánchez estará obligado a hacer la primera remodelación de su Gobierno apenas dos meses después de su puesta en marcha, tanto en clave interna del propio Ministerio de Economía como entre las vicepresidencias. Fuentes gubernamentales han confirmado a LA RAZÓN que el relevo no sería inmediato y que el presidente tiene previsto que transcurra un «periodo de transición», que podría alargarse «unos meses» hasta hacer público el nombre de su sustituto.