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La herencia de Sánchez: más paro y menos crecimiento

Desde que llegó al poder, el desempleo ha crecido en 123.000 personas, el trabajo ha caído en 181.000 y el PIB se ha estancado

Varias personas hacen cola en una oficina de empleo
Varias personas hacen cola en una oficina de empleolarazon

Desde que llegó al poder, el desempleo ha crecido en 123.000 personas, el trabajo ha caído en 181.000 y el PIB se ha estancado

Detrás del discurso triunfalista que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pronunció el pasado viernes antes de anunciar el adelanto de las elecciones generales al próximo 28 de abril hay una realidad económica menos halagüeña en forma de datos. Sánchez deja una España económicamente más débil que la que se encontró. Aunque menos que el de países como Alemania, que apenas avanzó un 0,02% en el cuarto trimestre de 2018, el PIB nacional también está echando el freno y lleva ya un par de trimestres encadenando crecimientos moderados del 0,6% y del 0,7% sin que las medidas adoptadas por el Ejecutivo hayan servido para insuflarle aire. En términos interanuales, el PIB ha moderado su avance hasta el 2,4% en la parte final del año, frente al 2,8% con el que arrancó el ejercicio.

Producción industrial

Termómetros como el Índice de Producción Industrial arrojan cifras preocupantes, con un retroceso el pasado mes de diciembre del 6,7%, el segundo más alto de Europa solo por detrás del irlandés. El propio Gobierno, en el decreto que aprobó de apoyo a la industria, reconocía que en 2018 «el sector industrial, tanto en magnitud como en empleo, ha moderado su crecimiento en mayor proporción que la economía española en su conjunto». Una de las principales referencias industriales, la inversión en maquinaria y equipo, descendió un 1,7% en el último trimestre del año, con lo que se estima que cerró el ejercicio con un avance del 6%, similar al de 2017.

Exportaciones y consumo

Las exportaciones, que actuaron como motor y salvavidas de las compañías nacionales en los momentos más delicados de la crisis, también han perdido fuste y, por primera vez desde el año 2009, el ejercicio pasado perdieron peso en el PIB nacional, en el que ahora mismo representan el 34%. El BBVA Research estima que 2018 cerró con el crecimiento de ventas al exterior más moderado del último lustro, un 2,2%, frente al 4,6% de promedio durante 2013 y 2017. La demanda interna, principal soporte del PIB español, también está estancada. En 2018 habría cerrado con un avance medio anual del 2,4%, una décima por debajo del observado en 2017.

Empleo

El frenazo de la economía se está trasladando al empleo. En junio, cuando Sánchez llegó a La Moncloa, el paro registrado era de 3,16 millones de personas. En enero escaló hasta los 3,28 millones, lo que significa que hay 123.000 parados más. Las cosas no han ido mejor en cuanto a la creación de puestos de trabajo. La afiliación a la Seguridad Social a mediados del año pasado era de 19 millones de personas; ahora es de 18,81 millones. Y eso sin que se haya materializado la promesa de Sánchez de modificar las partes que considera más lesivas de la reforma laboral. Una marcha atrás que, según organismos internacionales como el FMI o la OCDE, va en dirección contraria a lo que necesita España.

Salario mínimo

El mercado laboral está pendiente también del posible impacto negativo que podría tener una de las medidas estrella adoptadas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, el incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 900 euros mensuales. Pese a que el Ministerio de Trabajo asegura que no hay evidencias empíricas de que sea negativo para el mercado laboral, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) calcula que podría destruir hasta 40.000 empleos. Más pesimista se muestra el Banco de España, que eleva el impacto hasta los 125.000 puestos de trabajo.

Deuda y déficit

La deuda y el déficit tampoco se han corregido en estos ocho meses. A pesar de que la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco de España y la AIReF instaron a Sánchez a aprovechar la bonanza económica que encontró para reducir la deuda, sus políticas fueron también en este aspecto por otro lado. Al poco de asumir la cartera de Economía, Nadia Calviño regresó a Bruselas para negociar un incremento del objetivo de déficit del 2,2% al 2,7%. Y lo consiguió, con lo que ello conlleva: a más agujero en las cuentas, más deuda para cubrirlo. Aunque el Ejecutivo prometió reducir el pasivo de las administraciones, ayer mismo el Banco de España informó de que se ha situado en 1,17 billones, nuevo récord. Una situación que deja muy expuesta a España ante una subida de tipos que, antes o después, acabará llegando y golpeando al país. Y, tal vez, a todo el mundo, como temen muchos.

Aunque haya desembocado en un adelanto electoral, la devolución del proyecto de Presupuestos de Sánchez ha sido recibida con cierto alivio por muchos expertos económicos. Instituciones como el Banco de España, la AIReF o el Círculo de Empresarios calculaban que sus estimaciones de ingresos no eran realistas y que, de media, iban a provocar un agujero en las cuentas públicas 10.000 millones superior al pronosticado en las cuentas. Pocos creen que con la economía en retroceso unos Presupuestos tan expansivos fueran adecuados.