Investors Day
Sánchez tira de datos erróneos, medias verdades y alguna falsedad para vender España a los inversores extranjeros
El presidente del Gobierno ha clausurado la XIV edición del foro internacional 'Spain Investors Day' dando cifras confundidas sobre la deuda y celebrando los datos de empleo con el mayor paro de la UE.
"Con un Gobierno de progreso, a la vez que determinado y empeñado en que el país siga avanzando, con un proyecto y un rumbo claros, España es un lugar ideal para invertir por su fortaleza institucional y democrática, más allá de los bulos y la superchería, que campan a sus anchas". Con esta declaración de intenciones, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido la "gestión inteligente y empática de la pluralidad política y la diversidad territorial". Ni más ni menos.
Con el tono grandilocuente que utiliza en lo que cree son grandes ocasiones, ha clausurado la XIV edición del foro internacional 'Spain Investors Day', celebrado en el Hotel Mandarín Oriental Ritz de Madrid, que ha reunido a más de 200 inversores y 40 empresas de todo el mundo.
Durante su discurso ante los inversores, Sánchez ha señalado que España presenta los mejores pronósticos de las cinco mayores economías de la Eurozona en tres aspectos básicos: el empleo la inversión y las exportaciones. En este sentido, ha indicado que, de acuerdo con la OCDE, España es uno de los países con menores barreras a la inversión, por delante de Francia, del Reino Unido, de Italia, de Alemania y de la OCDE en su conjunto. También ha hecho referencia a la reforma de la normativa de control de inversiones extranjeras aprobada por el Ejecutivo, que "refuerza la seguridad jurídica, una condición necesaria para los inversores". Palabras realizadas sin pestañear tras escuchar esta semana la petición por parte de unos de sus socios de Gobierno, Junts, de sancionar a las empresas que se fueron de Cataluña por el 'procés' si no vuelven.
A medida que avanzaba en sus palabras ha ido perdiendo credibilidad a base de cifras falsas, medias verdades y alguna que otra mentirijilla -o directamente alguna falsedad-. Así, el presidente ha metido la pata en varias ocasiones, aunque en varias de ellas los errores han sido demasiado evidentes. Primero cuando ha hablado de la deuda pública, sobre la que afirmado que el Gobierno la había reducido en veinte puntos. Tal vez haya sido por redondear, pero en realidad el agujero de las Administraciones sólo se ha reducido en 16 puntos, desde la cota máxima alcanzada en mayo de 2021 (125,9%) y los 109,9% con el que cerró año 2023.
Eso sí, ha obviado que durante sus mandatos la deuda ha crecido en más de 390.000 millones, lo que significa que en poco más de cinco años las arcas públicas han asumido una deuda de casi 200 millones de euros diarios, o lo que es lo mismo, que cada uno de los 48 millones de españoles ha acumulado sin darse cuenta una deuda más de 8.000 euros sólo con lo que se ha gastado el Gobierno, al margen del resto de Administraciones, que eleva esa cifra por encima de los 33.000 euros.
También ha informado a los inversores de la buena gestión de los fondos europeos, de los que aseguró que 34.000 millones se han asignado ya a más de 600.000 proyectos y beneficiarios, aunque ha ocultado que apenas se ha implementado el 30% de esos recursos y que la realidad es que no están llegando a la economía real y ni a las entidades privadas, sino que la mayor parte, el 70%, se ha derivado a administraciones, entidades y empresas públicas.
Asimismo ha presumido de empleo y de reducción del paro durante su mandato, aunque España es el país que lidera el ranking continental de desempleo, tanto en la eurozona como en la resto de la UE, y duplica las cifras comunitarias de paro juvenil.
Por otro lado, ha puesto en valor el diálogo con agentes sociales y capacidad de negociación que "siempre ha demostrado el Gobierno", adelantando que en el corto plazo hablará con ellos para mejorar los sistemas de recualificación, de modernización de los servicios de empleo, especialmente los enfocados a los parados de larga duración. Una afirmación que ha hecho justo el día en el que el Ejecutivo ha decidido elevar el salario mínimo interprofesional (SMI) de manera unilateral sin contar con los que lo pagan, los empresarios.
En el mismo sentido, ha puesto el foco en que en esta nueva etapa el Gobierno va a impulsar nuevas medidas desde el diálogo, "con un afán determinado de forjar grandes acuerdos entre diferentes que representan la mayoría social del país. Defiendo que la única vía hacia el progreso se basa en la búsqueda de acuerdos políticos, en la gestión inteligente y empática de la pluralidad política y la diversidad territorial de un país tan maravilloso y tan complejo como es España, porque el progreso es tarea de todos", ha dicho. Pero ese diálogo parece valer para todos menos para el PP, el primer partido de la oposición que, por cierto, ganó las elecciones.
Todo este discurso envuelto en estas medias verdades lo ha culminado con un "confíen en España. Inviertan en España. Estoy convencido de que no se arrepentirán". El presidente ha asegurado que el país cuenta con un "entorno institucional altamente propicio para la inversión". El reverso de esta moneda es que la caída de los márgenes empresariales en un contexto de subida de salarios, costes laborales crecientes e impuestos al alza ha forzado a las empresas a recortar sus cifras de inversión a mínimos de una década. Sánchez dixit.
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