Economía

Sin clase media, la baja está peor

La Razón
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Que la clase media haya perdido tres millones de personas es malo para la economía, pero sobre todo para la clase baja. La clase media aporta más impuestos que la alta porque no se puede escapar del fisco. No tiene los artificios legales de los ricos y sus rentas están controladas por Hacienda. Por supuesto, aporta más que la clase baja. Por tanto, sin clase media, el Estado no podría mantener los servicios básicos de Sanidad, Educación, prestaciones sociales... Sin los impuestos de la clase media, la clase baja estaría peor. Además, la clase media tiene propensión al consumo, con lo que crea puestos de trabajo. Y, encima, es capaz de ahorrar, lo que ayuda también a la inversión. Sus componentes constituyen un grupo dinámico en la economía; están bien preparados para ocupar puestos complicados; son el grueso de los autónomos y muchos empresarios. Dinamizan la economía. En resumen: son fundamentales para mantener el Estado del Bienestar, el consumo, ocupar puestos de trabajo complejos, sostener la inversión con su ahorro y mantener la iniciativa emprendedora.

Por eso, la noticia de que la clase media española decrece es tan mala. En el mundo, la evidencia empírica indica que en los países donde no hay clase media, los ricos pueden ser muy ricos (pero son pocos) y los pobres son muchos y muy pobres. Lo mejor para la clase baja es una clase media potente. Tanto por tener los servicios del Estado que les protejan, como por tener la oportunidad de acceder a ella. En Brasil, la gran revolución de los últimos años fue el incremento de la clase media en casi 30 millones. Lástima que el proceso haya sido reversible y ahora algunos hagan, como ha pasado en España, el camino inverso. La vuelta a la clase baja deja un resquemor que explica las tensiones políticas brasileñas, y también las de España. Es malo para la política, pero también para la economía. Lo estamos viendo.

La cuestión es: ¿cómo recorrer el camino de vuelta? Las políticas que refuerzan la clase media son claras: potenciar el sector privado (que es el que crea gran parte de la clase media); reducir los impuestos (que siempre recaen en ella); controlar el gasto público no dedicado a servicios esenciales de la comunidad, y apoyar todo tipo de iniciativa de emprendimiento y vocación empresarial.