Tecnología

El sueño de no tener que aprender inglés, ¿será real con la IA?

Los dispositivos de traducción simultánea empiezan a popularizarse impulsados por la nueva tecnología

En España hay casi tantas personas que hablan bien inglés (el 14,7 %) como catalán (14,2 %). Y otro 24,6 % que reconoce hablar el idioma de Shakespeare «con dificultad». Son datos del INE , que evidencian también que hay que ser optimistas: casi uno de cada tres jóvenes de entre 20 y 29 años (32 %) reconoce que habla bien inglés, proporción que casi dobla la del resto de la población.

En cualquier caso, estos datos demuestran que muchos verían con buenos ojos la posibilidad de tener un dispositivo que tradujera los idiomas en tiempo real y olvidarse así de tener que aprender una lengua extranjera. Unos dispositivos que con la llegada de la Inteligencia Artificial empiezan a aparecer y convencer, también como «gadgets».

No solo software

El cúmulo de situaciones está acabando por conformar una tormenta perfecta para este sector. Tanto es así que el mercado de dispositivos de traducción de idiomas superará los 3.166,2 millones de dólares en 2032, según la consultora Market Us, que también prevé que cada año se vendan un 10,4 % más de unidades con respecto al año anterior entre el pasado año y 2032.

Por un lado está el desarrollo de la Inteligencia Artificial (y no solo la generativa), que está dando pasos agigantados a la hora de mostrar de qué es capaz esta tecnología. Por otro lado, la popularización de las herramientas de videoconferencia. Con la llegada de los confinamientos, este tipo de utilidades (que habían pasado casi sin pena ni gloria) fueron convirtiéndose en el pan nuestro de cada día de casi todos los profesionales. Sin embargo, oír las voces a través de estas aplicaciones no garantiza siempre la mejor audición. Por eso, se empezaron a desplegar herramientas que permitían la transcripción en vivo de lo que los interlocutores estaban diciendo, con el fin de facilitar estas reuniones multilingües.

La inteligencia artificial y el aprendizaje automático se integran cada vez más en los dispositivos de traducción. Esta tendencia se traduce en una mayor precisión, traducciones adaptadas al contexto y la capacidad de aprender y adaptarse a las preferencias del usuario a lo largo del tiempo.

Y de esa transcripción en tiempo real a la traducción en vivo y en directo, con la aplicación de herramientas de inteligencia artificial, solo quedaba un pequeño gran salto. Ahora, la apuesta pasa por llevar toda esta experiencia a los dispositivos.

El arte de traducir

Fernando González es traductor profesional y miembro de la asociación APTIJ Información. Cuando empezaron a popularizarse las aplicaciones de IA que traducían incluso las voces y los vídeos de personas famosas, aseguraba a LA RAZÓN que, en su opinión, «dudo que se pueda hablar de que la IA traduce». Es decir, «está claro que pasa de un idioma a otro», pero remarcaba que tenemos que ser conscientes de que esta operación se ha realizado mediante un algoritmo. «Aparentemente, y a los ojos de alguien que no es experto en idiomas puede resultar bien, y, de hecho, es relativamente óptimo», concede, añadiendo que estas máquinas «pasan por alto todo el proceso intelectual que hay detrás, que implica y explica la traducción».

En este punto, este experto recuerda cómo funciona la Inteligencia Artificial, un algoritmo que hace una especie de composición estadística sobre, en este caso, unas estructuras en un determinado idioma. Por la información de la que dispone el motor, estas estructuras se aplican automáticamente y tienden a traducir de una determinada manera. «Lo que en realidad hace es mostrar el idioma correspondiente al que se está traduciendo de la manera en que estadísticamente se considera más adecuado».

Por eso, en opinión de este experto, estos dispositivos se pueden utilizar más para ámbitos personales, pero nunca cuando se necesita, por ejemplo, una traducción jurada o cuando estemos ante unos textos complicados o complejos por su naturaleza y que puedan conllevar la interpretación del traductor. «Esta persona profesional es capaz de entender o de interpretar e incluso de consultar con el autor del texto lo que quiere decir en un determinado párrafo», defiende.

Además, incide en que un traductor profesional es responsable del texto que genera. «Si hay cualquier error, yo asumo esas consecuencias. Si ese error ocurre con una inteligencia artificial, ¿quién asume el fallo?», se pregunta.

Mercado mundial de dispositivos de traducción
Mercado mundial de dispositivos de traducciónLa Razón

Estados Unidos, el mercado más consolidado

Estados Unidos es el país donde más dispositivos de traducción se venden. No en vano, en 2022 el 36,9 % de este mercado estuvo en Norteamérica, lo que hizo que fuera la región dominante.

Según la consultora de mercado, su sólida infraestructura tecnológica, su población diversa y multilingüe y un próspero panorama empresarial que exige herramientas eficaces de comunicación multilingüe son las razones por las que, hasta ahora, este tipo de dispositivos han sido más populares en EE UU que en el resto de regiones del mundo. Además, las previsiones apuntan que conforme pase el tiempo mantenga su posición destacada, pero que otras regiones también contribuyan definitivamente al crecimiento del mercado.

De dispositivos profesionales a sustitutos del móvil

Un dispositivo de traducción de idiomas es un aparato electrónico portátil diseñado para salvar las distancias de comunicación entre personas que hablan idiomas diferentes.

Estos dispositivos utilizan diferentes tecnologías, como el reconocimiento de voz y el procesamiento del lenguaje natural, para convertir palabras habladas o escritas de un idioma a otro. Cada vez más sofisticados, van incorporando paulatinamente más idiomas en su catálogo de opciones disponibles.

Algunos dispositivos, como Vasco, son del tamaño de una grabadora de mano y prometen traducir texto y voz en 108 idiomas distintos y sin que eso consuma datos de Internet. Este dispositivo es de los que se considera que tienen funciones multimodales, como el reconocimiento de imágenes y texto, que permite a los usuarios traducir texto a partir de imágenes o signos en tiempo real.

Vasco asegura que basta seleccionar el micrófono o capturar el texto que se quiere traducir, dejar que el aparato capte el sonido o la imagen y que haga su trabajo y nos muestre o nos diga qué significa eso que no entendemos en otra lengua. Es más, asegura que se puede «chatear» o conversar con hasta 100 personas que hablen idiomas distintos a través de la aplicación MultiTask.

Otros proveedores, como Timekettle, prometen ir más allá y aseguran que son un auténtico centro de traducción simultánea y que, gracias a unos auriculares, los presentes en una reunión (hasta 20) pueden oír en su idioma lo que está diciendo en ese momento otro de los participantes que hable otra lengua.

Pensado para entornos más profesionales, este dispositivo también es capaz de hacer una transcripción de aquello que se está diciendo y traduciendo. Eso sí, de momento está disponible solo en algunos idiomas, incluyendo la mayoría de europeos (también el catalán o el checo) y varios asiáticos (como el malayo o el hebreo). Para funcionar, asegura que lo hace con dos tecnologías: el motor de traducción patentado de Timekettle, colaboraciones personalizadas con motores de traducción localizados y UniSmart Al.

Para quienes echen de menos que estas prestaciones pudieran estar integradas en nuestro smartphone y evitar así tener que llevar un dispositivo adicional, hay empresas que apuestan por nuevos conceptos, como AI Pin, una especie de broche que no solo es capaz de hacer estas traducciones simultáneas, sino que nos olvidaríamos también de tener que llevar un móvil a todas partes.