Trabajo

Trabajar en pijama

El trabajo es la actividad humana a la que se le dedica más tiempo, de momento. La realidad es que se invierte más en el puesto de trabajo, que la efectividad real. El teletrabajo, o trabajar en casa, es una vía abierta que tiene defensores y también detractores.

Trabajar en pijama
Trabajar en pijamalarazon

El trabajo es la actividad humana a la que se le dedica más tiempo, de momento. La realidad es que se invierte más en el puesto de trabajo, que la efectividad real. El teletrabajo, o trabajar en casa, es una vía abierta que tiene defensores y también detractores.

Hay quienes piensan que trabajar en pijama es una conquista; por contra, otros creen que es meter la oficina en casa. Para los primeros supone una liberación de lo peor del trabajo: levantarse cada mañana a la misma hora y sentir, día a día, el paso de los años haciendo lo mismo. Para los segundos, es apostar por la soledad telemática.

El teletrabajo sólo es llevarse el ordenador de la oficina a casa. La mayoría querría trabajar en casa –así lo dice el 68,6% de los empleados españoles–, pero la evolución es lenta. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), un 95,4% de los asalariados asegura no trabajar ningún día desde su casa. A pesar de que existe un Acuerdo Marco

Europeo sobre Teletrabajo de 2002, salvando algunas empresas tecnológicas o grandes corporaciones, la presencia rutinaria en el puesto de trabajo es la norma. Además, un 70% de las empresas españolas cuenta con un sistema tradicional de trabajo, aunque el 57,5% de los empleados dice disponer de todas las herramientas para desarrollar su actividad en casa.

Hay una lentísima progresión (en 2008 era un 97,3%) que, según los expertos, tiene que ver mucho con la cultura del trabajo en España: largas jornadas y una productividad que no se corresponde con el tiempo invertido.

En 2018, sólo 1,43 millones de personas utilizaban esta modalidad laboral. Hay una evidente relación con el desarrollo tecnológico, pero también con la capacidad de resolución. En EE UU, el 25% de los empleados trabaja en casa, mientras la media en la UE es del 17%.

El teletrabajo es posiblemente la punta del iceberg de una transformación de la relaciones laborales y de una revolución tecnológica que afectará al sistema de producción. Se parte del hecho de que el 50% de los actuales trabajos pueden ser automatizados.

El teletrabajo, como en el caso de la ciudad de Tokio (14 millones de personas en el centro de la conurbación más grande del mundo de alrededor de 35 millones de personas) será la herramienta para posibilitar la movilidad durante los juegos olímpicos de 2020.

Es la única manera de que millones de personas puedan trabajar y dejar espacio en el transporte público a millones de visitantes.