Medidas económicas
Una previsión realista para ganar credibilidad
El Gobierno revisó ayer de manera drástica sus previsiones económicas para «dar credibilidad al cumplimiento de sus objetivos» ante Bruselas, después de que las autoridades comunitarias hayan decidido concedernos más tiempo para cumplir con los objetivos de déficit y falte por oficializar hasta dónde va a llegar su «generosidad».
Unas estimaciones «conservadoras», en palabras del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ante un «entorno internacional desfavorable» y, en consecuencia, un mayor deterioro de la actividad económica interna. Este año el PIB se contraerá un 1,3 por ciento (frente al 0,5 previsto en septiembre del pasado año), y el próximo ejercicio avanzará apenas un 0,5 por ciento. Para crear puestos de trabajo habrá que esperar hasta 2015, unos 50.000, en un país que para entonces seguirá conviviendo con el drama de más de seis millones de desempleados. El consuelo es que este año se habría tocado ya fondo. El paro será del 27,1 por ciento en 2013; del 26,7 por ciento en 2014; y del 25,8 por ciento en 2015 (3 puntos por encima de la tasa que había a finales de 2011).
En el nuevo cuadro macroeconómico que el Gobierno envía a la UE la recuperación se retrasa hasta el final de la Legislatura. Y por eso el Ejecutivo también aplaza hasta 2016 el cumplimiento del objetivo de déficit del 3 por ciento, al que se tendría que haber llegado en 2014. Dos años, por tanto, de prórroga en el plan de consolidación fiscal. Del que se beneficiarán las comunidades autónomas, aunque, en principio, menos de lo que algunas, como Cataluña, han exigido. Para este año se les permite incurrir en un desequilibrio de medio punto por encima del previsto hasta ahora. Siempre, si así lo bendice Bruselas y no ocurre como en el pasado año, cuando ya corrigió las pretensiones que España le presentó por estas fechas. El Gobierno mantiene su intención de que el ritmo de la consolidación fiscal y el objetivo de déficit para 2013 no sea el mismo para todas las autonomías, atendiendo, dice, a sus circunstancias y siempre que todas mantengan la reducción «estructural de su déficit público».
Pese a este delicado escenario, y la «situación dramática» que refleja la última Encuesta de Población Activa (EPA), según reconoció la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, el Gobierno huyó ayer de colocarse ante una situación excepcional y su discurso siguió girando sobre la idea de que lo peor ya ha pasado y que aunque quedan esfuerzos por realizar, nunca serán tan duros como los que exigieron la crisis financiera y la crisis de deuda soberana en el último ejercicio. Los 6.200.7000 parados son un acicate «para seguir trabajando» y para ratificarse en la política económica que han practicado hasta ahora, porque el Ejecutivo insiste en que está convencido de que las reformas y las medidas están ya empezando a dar sus frutos y en que «2014 será el año de la recuperación económica».
El mástil al que se agarran son los «indicadores adelantados» que confirman que «habrá recuperación» y que este año es muy distinto del anterior. Guindos blandió ayer insistentemente las cifras de exportaciones, el saldo positivo de la balanza por cuenta corriente, la evolución de las condiciones financieras, la situación de la deuda soberana y la baja inflación (que puede converger por debajo del 1 por ciento después del verano). En resumen, que el paro tendrá que seguir esperando, pero el Gobierno sostiene que se está haciendo lo necesario para salir del agujero. Y la prioridad sigue siendo la consolidación fiscal, como obliga Bruselas, combinada con estímulos a la iniciativa empresarial.
Pese a la gran expectación generada, y que desde algunos medios gubernamentales se había visto incluso con cierta preocupación porque apuntaba en una dirección en la que no estaba trabajando el Ejecutivo, el nuevo Plan Nacional de Reformas consiste en marcar más claramente en el calendario las prioridades para los próximos meses, ya apuntadas por el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, en el Debate del Estado de la Nación. La vicepresidenta señaló ocho ejes, poniendo en valor que los ajustes realizados en 2012 permiten suavizar el alcance de los esfuerzos de este año y no volver a subir los grandes impuestos, IRPF e IVA. Aunque la situación les obliga a desdecirse de otro de sus compromisos ya que la subida del IRPF no se corregirá en 2014, como se comprometieron, sino que se retrasa hasta 2015. Además, anticipan nuevas subidas impositivas en medio ambiente, impuestos especiales y depósitos bancarios, en línea con lo que demanda en materia de consolidación fiscal la UE, según precisó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
Los ocho ejes del plan de reformas son: las medidas de consolidación fiscal en el ámbito de la Seguridad Social; la reforma de la Administración Pública; el anuncio de un plan de política de empleo que pasa primero por la evaluación de los efectos de la reforma laboral; la ley de apoyo al emprendedor y las medidas para favorecer su internacionalización; dejarán de actualizarse por el IPC los contratos públicos para ahorrar costes; la ley de Colegios y Servicios Profesionales; un nuevo Código de Buen Gobierno corporativo para las empresas; y una nueva Ley de Cajas que facilite el acceso al crédito para empresas y familias. En esta ocasión no hay ajustes que afecten al gasto social, pero sí al gasto del Estado, por ejemplo, en la revisión de los convenios y las transferencias a las comunidades.
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