Edad de piedra

Es curioso cómo en una película tan inofensiva como «Los Croods» puede filtrarse la ideología que animaba la reelección de Obama el pasado mes de noviembre. O la que sustenta la sociedad americana desde el atentado de las Torres Gemelas cuyo problema es su miedo al otro. Identifican a ese otro con un caos que no podrán controlar. La moraleja del filme es que deberán adaptarse al progreso, a las catástrofes naturales, a la mutación de la geografía del mundo para sobrevivir en él. Deberán ser, claro, más tolerantes, abrir su cosmovisión. No hay que escarbar mucho para que «Los Croods» pueda leerse como mensaje electoral de los demócratas, aunque, en su epidermis animada, ofrece suficientes atractivos. Se nota el humor acelerado del director de «Lilo y Stitch», su amor por los «cartoons» de la UPA, en el diseño de esta familia pre-Picapiedra que juega un vertiginoso partido de rugby contra unas cuantas especies en extinción para comerse un huevo Paleolítico. Los colores son puro ácido, y la película, elude la cursilería al uso, al menos hasta su último tercio, cuando volcanes y movimientos tectónicos obligan a que la familia cobarde y el valiente homínido unan sus fuerzas para proyectarse hacia el futuro.