Editoriales
El PSC ante el desastre político de Cataluña
JxCat no descarta forzar repetir elecciones si no hay un gobierno independentista
No es anecdótico que las negociaciones entre los partidos para constituir un gobierno de Cataluña se estén realizando mientras de las calles de Barcelona se han adueñado grupos violentos que reciben la comprensión, cuando no el apoyo, de la Generalitat y que, de manera directa, son incitados y participa de estos desmanes una formación no ajena al futuro inmediato en la comunidad, como es la CUP. Algunas claves arroja la irresponsabilidad de poner en el centro del objetivo a los Mossos d’Esquadra y no a los causantes de los incidentes y a ese partido antisistema que aspira a dirigir la Policía autonómica o a presidir el Parlament.
Es decir, están poniendo precio a su voto llegado el momento de la investidura. No hay que olvidar que en el supuesto de formar un gobierno independentista entre ERC y JxCat es necesaria por lo menos la abstención de la CUP. Sin duda, los incidentes de estas semanas están interfiriendo de manera directa porque de cómo se resuelva esta crisis de orden público, así será el futuro gobierno de Cataluña. Son sintomáticas las pocas prisas que hay para su constitución o, por lo menos, el poco interés que, de manera especial, muestra JxCat para llegar a una fórmula de Gobierno, consciente de que no lo presidirá y que podría abrirse una vía que le dejara fuera, a pesar de que el independentismo social quiere un gobierno que no renuncie al enfrentamiento con el Estado.
Después de todo, ERC sigue siendo el enemigo acérrimo de lo que queda de los viejos convergentes, los únicos que le pueden sacarle de la Generalitat, institución desde la que ha construido todo su poder. JxCat persiste en la unilateralidad, tanto por convicción como para bloquear la «moderación» de ERC, que sabe que ahora es la ocasión para desbancar a su adversario dentro del bloque independentista y que la única opción que le queda es alcanzar un acuerdo con el PSC –después de todo, Sánchez gobierna gracias a Junqueras– que le permita retomar su agenda más pragmática. Es decir, volver a la mesa de diálogo con el Gobierno con dos puntos cardinales: el indulto a los presos del 1-O y un referéndum que certifique que su posición es la correcta. El objetivo que comparten ahora tanto ERC como PSC es apartar a Puigdemont, rebajar la tensión y abrir un nuevo tiempo que le permita a Junqueras tener todo el control de la situación. La opción que le quedaría a JxCat es provocar la repetición de elecciones si en la segunda votación empatan las dos posibles opciones en 41 votos: ERC (33) y En Comú Podem (8), más la abstención del PSC, y JxCat (32) y la CUP (9), más la abstención de los de Iglesias. De darse esta situación, Cataluña entraría, aún más, en una situación de desgobierno. El PSC no tiene mucho margen para evitar el desastre político de Cataluña.
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