Editorial

Ganó el alegato por la libertad

«Ayuso no sólo ha ganado en las urnas, sino desvirtuado la dialéctica de la izquierda»

Isabel Díaz Ayuso ha conseguido una victoria inapelable en las elecciones autonómicas madrileñas. No sólo ha doblado los escaños que obtuvo en 2019, sino que ha conseguido algo mucho más trascendente, como es la derrota del discurso maniqueo de la izquierda, con un alegato por la libertad.

Un concepto de la libertad, sin embargo, muy alejado de los grandes gestos, vacuos en demasiadas ocasiones, que los ciudadanos han sabido interpretar en sus exactos términos y que han identificado en la figura de la candidata popular, en su manera de entender la política, de gestionar los intereses públicos en medio de una de las mayores crisis sociales que recuerda la historia, como es la provocada por la pandemia del coronavirus.

Frente a esta realidad, también inapelable, la izquierda madrileña se ha dejado llevar por el discurso de la catástrofe, casi del apocalipsis, dibujando un retrato de Madrid, que la mayoría de sus vecinos percibían como ajeno a su experiencia de vida cotidiana.

Una percepción que trascendía los límites de la comunidad para convertirse en reclamo en otras partes de España, que han visto en la rebeldía de Ayuso frente a los dictados erráticos y cambiantes de un Gobierno central siempre a remolque de los acontecimientos, que era posible otra estrategia para combatir la infección que no pasara inevitablemente por la destrucción del tejido productivo y de los puestos de trabajo.

Hasta qué punto este cambio de paradigma político, que desvirtúa la dialéctica de la izquierda, puesto que pone el acento en el derecho de las personas a desenvolverse social y laboralmente desde su propia libertad, puede extrapolarse al conjunto de España es pronto para saberlo.

Todo lo más, la constatación de que se está produciendo el proceso de la reconstitución del centro derecha español, con el Partido Popular como eje.

Con un aviso a navegantes que no se debería desdeñar. En lo ocurrido en Madrid no sólo cuenta el factor Ayuso, de indiscutible tirón popular, sino los graves errores de la campaña del PSOE, con un candidato que se ha dejado arrastrar por la dialéctica frentista de la extrema izquierda, y que ha provocado, como demuestra la alta participación electoral, una reacción del voto más moderado, incluso, socialista, agrupado en torno al candidato que partía con mejores posibilidades de triunfo.

Porque es un hecho, afortunado, que ya no tengan demasiada cabida, al menos, así se ha demostrado en Madrid, esas políticas divisivas, que extreman las diferencias y buscan el enfrentamiento de los ciudadanos. Y de ahí, que la victoria anoche de Ayuso, lo haya sido en nombre del derecho de cada uno a vivir su vida en libertad y sin imposiciones ideológicas sectarias. En definitiva, en democracia.