Editorial
El Partido Popular que necesita España
No es muy exacto hablar de una nueva refundación del PP, a imagen y semejanza de la que hace 33 años llevó a cabo José María Aznar, precisamente, en Sevilla, porque, a pesar de las circunstancias extraordinarias que han llevado a la convocatoria de este vigésimo Congreso del partido, nada fundamental ha cambiado ni en la organización ni en las propuestas ideológicas de la formación que representa por antonomasia al moderno centro derecha español.
Ciertamente, no atravesaban los populares su mejor época, zarandeados por un resurgimiento en el panorama político europeo de los populismos, a izquierda y derecha, que bebían de la peor crisis económica internacional sufrida en décadas, pero nadie puede poner en duda, desde la mínima honradez intelectual, que en estos tiempos difíciles el PP ha sabido mantener su fuerte arraigo electoral e institucional, e, incluso, recuperar buena parte de las posiciones perdidas.
Errores graves que no es necesario detallar, pues están en la memoria de todos, llevaron a una crisis en la dirección nacional del partido que, a nuestro juicio, se ha saldado de la mejor manera posible, comenzando por la convocatoria en los términos reglamentarios de un Congreso extraordinario, que pone en manos de los 3.109 compromisarios electos la designación –aunque, en este caso, cabría hablar de proclamación– del nuevo presidente de la formación popular, Alberto Núñez Feijóo, cuya figura concita los mayores consensos, no sólo entre las bases del partido, sino entre los barones regionales, seguros del respeto de la nueva ejecutiva nacional a su autonomía decisoria y de organización internar.
En este sentido, el nombramiento de Cuca Gamarra como nueva secretaria general nos habla de otra manera más pausada y dialogante, menos intrusiva, en definitiva, de entender las relaciones de Génova con las distintas direcciones regionales.Y conviene que sea así, que los populares recuperen el sosiego y se repare en lo posible, que es mucho, la unidad interna, porque España necesita a un Partido Popular fuerte que sea alternativa de gobierno. Porque no sólo Núñez Feijóo encarna perfectamente las fortalezas de la formación, con una indiscutible experiencia de gestión exitosa en Galicia, sino que representa una manera de hacer política, alejada de la táctica de la confrontación acerba que nos ha traído el populismo, que es la que reclama la mayoría de la opinión pública, harta de enfrentamientos que, en buena parte, sólo sirven para disimular los tremendos errores del actual Gobierno social comunista. Feijóo es, también, la esperanza, fundada en la experiencia, de una rectificación de las políticas económicas y sociales, que ponga el acento en el crecimiento del tejido productivo, pero, sobre todo, en devolver la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
✕
Accede a tu cuenta para comentar